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Tres médicos británicos, acusados de comerciar con órganos de pacientes vivos

Tres destacados especialistas británicos comparecen ante un tribunal deontológico de Londres acusados de elaborar y participar en un plan para conseguir riñones en Turquía a precios de Tercer Mundo y trasplantarlos a pacientes a precios occidentales, en un caso que muestra apenas la punta del iceberg de un vasto comercio internacional.

Cuatro turcos sufrieron el año pasado la extirpación de riñones y uno de, ellos denunció ayer que los médicos le robaron su riñón, extirpado con engaño y sin autorización a cambio de 2.650 libras abonadas con posterioridad. "No hubiese vendido mi riñón ni por todo Estambul", dijo Ahmet Koc, de 34 años.Un comité disciplinario del Consejo Médico General analiza estos días la conducta profesional de los tres reputados especialistas británicos, responsables de este tráfico en la segunda mitad del año pasado.

Raymond Crockett realizaba el análisis inicial de los donantes y los pasaba a Michael Joyce, quien extirpaba el riñón y lo entregaba a Michael Bewick para que lo transplantara en el Humana Hospital Wellington, un centro privado de Londres, a pacientes que pagaban del orden de20.000 libras (unos cuatro millones de pesetas, al cambio de entonces) por la operación. Los donantes recibían cifras que nunca superaron las 3.000 libras (unas 600.000 pesetas).

Apendicitis

Koe, un antiguo panadero, explicó ayer cómo fue atraído a Londres por otro turco que actuaba de intermediario, con la promesa de que se le iba a dar trabajo como camarero. Una vez allí fue internado en el Humana Hospital, que él creyó era un hotel, y se le dijo que le iban a realizar un análisis de sangre. Cuando volvió en sí sintió fuertes dolores y el intermediario le comunicó que había habido que extirparle el apéndice. Más tarde se le informó que le habían extraído un riñón para trasplantárselo a un paciente y después le fueron entregadas 2.650 libras. Kuc dijo ayer que los médicos le habían robado el riñón. "No hubiese vendido mi riñón ni por todo Estambul", manifestó. "Yo tenía trabajo gracias a mi fuerza física y ahora no puedo trabajar porque estoy incapacitado".Otro donante, Ferhat Usta, también de 34 años, anunció su disposición a vender su riñón en un periódico turco para poder pagar una operación que necesitaba su hija y a través del anuncio entró en contacto con Kunter, quien le entregó 2.500 libras antes de la intervención quirúrgica.

Bewick -enfebrecido en su trabajo y siempre tras la busca de riñones, fueran de donantes vivos o difuntos-, dice no tener tiempo para discusiones sobre ética profesional, y ya estuvo implicado en 1984 y 1985 en casos similares en la India.

Este juicio ha mostrado la existencla de un intenso tráfico mundial de órganos, denunciado por Robert Sells, expresidente de la Sociedad Británica de Trasplantes, quien ha hablado de cómo en Japón los usureros se cobran las deudas en riñones y cómo siete pacientes viajaron no hace: mucho de Arabia Saudí a Borribay para ser sometidos a intervenciones quirúrgicas que a la postre resultaron letales.

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