Delors puso a Kohl en un callejón sin salida
FÉLIX MONTEIRA, "Si el Consejo Europeo se desarrolla en malas condiciones, mucho me temo que existan crisis políticas bilaterales bastante graves", afirmó ayer Jacques Delors en una conferencia de prensa en la que analizó los retos de la cumbre que se celebra hoy y mañana en Estrasburgo, antes de que Bonn anunciara su acuerdo con París para que se inaugure la reunión intergubernamental para la unión monetaria antes de finales de 1991.
El presidente de la Comisión Europea planteó la necesidad de que los jefes de Estado y de Gobierno de la CE convoquen la conferencia intergubernamenteal para la unión económica y monetaria y acusó al canciller de la RFA, Helmut Kohl, de plantear "excusas" para retrasar la fecha.
La posibilidad de que la RFA se desenganche y sea uno de los países que no asuman la voluntad de "hacer este contrato de matrimonio" que es la unión económica y monetaria es el riesgo que sobrevuela la cumbre, en opinión de Delors. No obstante, el presidente de la Comisión Europea matizó más tarde que las crisis políticas que surgirían dentro de la CE como consecuencia de ese eventual fracaso "no afectarían sólo a dos países", en una referencia velada a la ruptura del eje París-Bonn, bastión de la construcción comunitaria.
"Falta de franqueza"
Delors acusó al canciller Kohl de esgrimir la necesidad de dar más poderes al Parlamento Europeo antes de adentrarse en la segunda y tercera fases de la unión económica y monetaria como "una excusa" y "falta de franqueza" sobre los verdaderos motivos. Fue Kohl, recordó, el que en la cumbre de Hannover (julio de 1988) se empeñó en lanzar la unión económica y monetaria. "El diseño del futuro banco central europeo está calcado del Bundesbank y se hizo deliberadamente", añadió. Y es el contexto político el que obliga a Europa a tomar ahora una decisión para la celebración de la conferencia intergubernamental que, a su juicio, debe iniciarse en el segundo semestre de 1990. "Si no lograra un acuerdo a 12, sólo me quedarán los ojos para llorar", concluyó.
Los jefes de Estado y de Gobierno ya han dado por dos veces su sí a la unión económica y monetaria (cumbres de Hannover y Estrasburgo), pero ha llegado la hora de sacar "el billete para ese viaje". Lo cual no implica que la unión económica y monetaria se vaya a hacer automáticamente, porque antes hará falta superar con éxito la primera fase, sobre la que ya existe acuerdo.
La intención del mensaje de Delors no fue otra que la de presionar a la RFA para que asuma sus compromisos comunitarios, a la vez que la CE debe dar una respuesta al Este. El tema institucional no se va a hurtar del debate, pero sacarlo ahora a la palestra, como pretendía Bonn, provocaría el rechazo ya anunciado de países como el Reino Unido, Holanda y Dinamarca.
En el repaso a los temas que la Comunidad tiene pendientes, Delors destacó los retos de Europa para consigo misma y para con el Este. "La historia es un eterno volver a empezar y ahora nos exige responder al doble reto: el externo y el interno". Y el principio es bien sencillo. Se trata, añadió, de "mantener a la CE como polo de atracción, como decía el otro día el presidente Bush, y como factor de estabilización".
Delors destacó la importancia de que sea "Estados Unidos el que anima a los europeos a integrarse". La Comisión pide que la cumbre dé su sí a la conferencia intergubernamental y responda al reto del Este: las ayudas, que deben ampliarse a Checoslovaquia y la RDA, y "las grandes decisiones de principio" sobre la finalidad del banco de ayuda al desarrollo.
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