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400 personas tuvieron que abandonar de madrugada sus chabolas por el desbordamiento del Jarama

Jorge A. Rodríguez

Los 400 habitantes de un poblado de chabolas bajo el puente de San Fernando, en San Fernando de Henares, la mitad de ellos niños, tuvieron que salir corriendo en la madrugada del sábado, cuando el río Jarama se desbordó y anegó sus chabolas. El poblado es hoy parte del río. Ahora, todos a salvo en un campamento, sólo dicen una cosa: "Podían haber avisado de que iban a abrir la presa de El Atazar". La apertura de la presa fue la causa de la subida del caudal.

"Eran las tres de la madrugada y estábamos todos durmiendo. Los primeros que se dieron cuenta de lo que ocurría empezaron a gritar y ya nos despertamos todos, con el agua por encima de los tobillos. Cogimos a los nuestros y salimos corriendo". Alfredo, un portugués habitante del poblado, relata así lo sucedido la noche del viernes, mientras entra de nuevo en su chabola, con el agua por las rodillas, para rescatar lo que le han dejado las aguas. "Está muy fría", dice.Casi la mitad del poblado, dividido en dos por, el puente de San Fernando, está sumergido por el río Jarama. Sólo unos perros y unas cuantas gallinas se quedaron entre los restos de las chabolas. Sus moradores están a pocos kilómetros de allí, en la carretera que va a la urbanización Los Berrocales.

Apenas hubo tiempo para salir del poblado, habitado fundamentalmente por familias portuguesas. "Antes de irnos a la cama vimos que el río venía crecido, pero no le dimos demasiada importancia porque había llovido mucho", explica Ana, una de las moradoras del poblado.

"Podían haber avisado"

Nadie sospechaba que la causa de la crecida y posterior desbordamiento del río era la apertura de la presa de El Atazar, situada junto a la localidad de El Berrueco. El motivo de la apertura de las compuertas era bien sencillo: la presa estaba al límite de su capacidad total. La totalidad de los embalses de la región han comenzado a verte agua para evitar llegar su capacidad total y dejar espacio para las próximas lluvias."Fuera por lo que fuera, podían haber avisado para que nos diera tiempo a irnos y a recoger nuestras cosas", se queja Ana, cuyas únicas pertenencias secas son las ropas que lleva puestas. Esta mujer relata que hace unos años también hubo una crecida del río. "Tampoco nos avisaron".

Sin embargo, Valentín Martín, concejal de Bienestar Social de San Fernando, afirma que, al parecer, el Canal de Isabel II, organismo que gestiona El Atazar, dio aviso a las 13 horas del viernes: "Ellos [el Canal] dicen que mandaron a los servicios de Protección Civil de Madrid un fax avisando de la apertura de la presa, pero a nosotros no nos llegó y nadie sabe donde se quedó dicho aviso". Este concejal afirma, sin embargo, que la apertura fue necesaria: "He estado en la presa y los torrentes que la abastecen venían muy fuertes y crecidos".

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La parte más afectada por el desbordamiento es la que queda a la derecha de la carretera nacional II, en dirección a Barcelona. En esa zona algunas chabolas están totalmente cubiertas por las aguas. En algunas de las infraviviendas aún se podía entrar ayer, con el agua por debajo de las rodillas. En los rincones flotaban aún bolsas de patatas, botellas de plástico y algún juguete de niño. Al otro lado del puente, un grupo de hombres se esforzaba por sacar de las aguas un par de Seat 600.

Valentín Martín señala que lo único que pudieron hacer cuando se dieron cuenta de que el Jarama se había desbordado fue ayudar a los damnificados. El Ayuntamiento, Cruz Roja, Cáritas, Protección Civil y el Ejército del Aire montaron el campamento provisional, formado por ocho tiendas de campaña y decenas de furgonetas de los chabolistas. La mayoría de los chabolistas se ha quedado sin nada.

Casi todos están dispuestos a volver a sus casas cuando el río baje y el barro se seque. "Qué vamos a hacer si no. No tenemos otra cosa y los niños tienen que volver al colegio", cuenta una mujer que todavía conserva restos de barro en las medias.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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