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A beneficio de los huérfanos

Los excedentes por la venta de impresos fiscales se destinan a las pensiones de orfandad de Hacienda

Pensando en el pago de los impuestos, a cualquiera le puede parecer el chocolate del loro que además a uno le cobren por los impresos. Que se pague entre 25 y 300 pesetas, según los modelos, no es algo que vaya a arruinar a nadie. Sin embargo, se cuentan por millones los contribuyentes obligados a comprar impresos, y algunos, como los empresarios y profesionales, tienen que hacerlo varias veces al año. Detrás de la venta de impresos se mueven miles de millones de pesetas y se obtienen beneficios, cuyo destino es, entre otros, el pago de las pensiones de orfandad de los funcionarios de Hacienda. Hay, sin embargo, quienes opinan que los impresos deberían ser gratuitos.

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En la frontera de la legalidad

El Ministerio de Hacienda distribuye los impresos de renta y patrimonio, de cuya fabricación se encarga a la Fábrica de Moneda y Timbre. Ésta, a su vez, subcontrata la producción entre imprentas privadas y pasa a Hacienda una factura que este año alcanzó los 1.500 millones de pesetas por unos 20 millones de ejemplares.El coste de esta producción es trasladado automáticamente a los contribuyentes que compran los impresos, y por esta operación el ministerio asegura que no se obtiene beneficio alguno.

El negocio se queda en las imprentas privadas que subcontrata la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre cuando ésta no da abasto para realizar toda la edición de impresos, que es lo más normal.

El otro gran bloque de impresos sí que da beneficios directos y representa un volumen de tirada tan importante o más que la destinada a renta o patrimonio. Se trata de los impresos mecanizados de renta y patrimonio -los que se utilizan en el ordenador por los despachos de asesoría fiscal-, los que se emplean en las declaraciones de IVA, sociedades, retenciones y pagos fraccionados.

La práctica totalidad de estos impresos son editados y distribuidos por el Colegio de Huérfanos de Hacienda. Se trata de una asociación de carácter benéfico que se financia con las cuotas voluntarlas de los funcionarios de Hacienda y con los beneficios obtenidos por la venta de los impresos (un 20% neto), entre otras actividades.

El Colegio es hoy algo más que una institución benéfica. Con el tiempo ha acumulado un patrimonio mobiliario e inmobiliario de 1.800 millones de pesetas -a precios de adquisición-, factura 1.400 millones de pesetas al año y da empleo a 50 personas. A una escala menor, el Colegio puede ser comparado a la ONCE.

¿Por qué no gratis?

Como la organización de los ciegos, el Colegio de Huérfanos de Hacienda tiene como fin el pago de prestaciones, en este caso a los huérfanos de los funcionarios del ministerio. La mayoría del personal del ministerio (unos 16.000 sobre un total de 20.000) paga unas cuotas voluntarias del 0,5% de sus sueldos en cantidades que oscilan entre las 700 y las 2.000 pesetas.

Desde algunos sectores se cuestiona, sin embargo, la actividad de esta institución y cómo obtiene sus beneficios. La ley de Presupuestos del año 1985 estableció que las mutualidades, montepíos y demás entidades de previsión de funcionarios públicos "deberán financiarse exclusivamente con las aportaciones o cuotas de sus socios o con cualquier otro ingreso de derecho privado".

Desde estos mismos sectores se considera que la venta de impresos para declarar impuestos no es una actividad "de derecho privado", sino más bien una obligación que entra dentro del ámbito del derecho público, ya que todos los ciudadanos a partir de unos ingresos determinados deben pagar impuestos, y para ello no tienen otro remedio que comprar los impresos. Por esta misma razón, se sostiene que los impresos deberían ser gratuítos.

El presidente del Colegio de Huérfanos, Alfredo Rey, señala que el Colegio no tiene el monopolio de la edición y venta de los impresos para declarar impuestos, ya que lo puede hacer cualquier empresa privada, como de hecho sucede con los impresos mecanizados de renta y patrimonio. Otro miembro del Consejo de Administración del Colegio de Huérfanos señala que su actividad es perfectamente legal, ya que "es como si vas a El Corte Inglés y te compras algo".

Añade que, en teoría, nadie está obligado a comprar los impresos, puesto que, en su opinión, se podrían presentar las declaraciones de impuestos mediante una simple fotocopia del Boletín Oficial del Estado.

Competencia

Que esta actividad es un negocio lo demuestra que al propio Colegio de Huérfanos le ha salido la competencia.

El 21 de julio de 1988 se creó en Madrid una empresa cuya actividad esencial consiste en la edición y distribución de los impresos mecanizados de renta.

Lo curioso del caso es que en ella presta sus servicios el que hasta hace meses fue el jefe de ventas del Colegio de Huérfanos. Existe además otra empresa en Barcelona dedicada a la misma actividad.

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