100. 000 personas piden en Sofía elecciones libres
Cerca de 100.000 personas se concentraron ayer en Sofía en demanda de elecciones libres y democracia multipartidista en la mayor manifestación no oficial en Bulgaria desde hace 40 años. Entre coros de "Libertad, elecciones, democracia" y pancartas solicitando el "fin del neofeudalismo rojo" "multipartidismo", "libertad de expresión" "derecho a la huelga" y "glasnost" Bulgaria dio ayer un nuevo paso hacia el desmantelamiento del régimen posestalinista.
ENVIADO ESPECIAL,"Un buen viaje a dos en esta nueva era", proclamó ante la catedral el poeta Radoj Ralin, represaliado durante décadas por insumiso. Muchos asistentes no podían reprimir las lágrimas. "Desde Tiananmen a San Wenceslao en Praga, desde la plaza Roja al muro de la vergüenza en Berlín, una gran ola liquida secretarios generales, fósiles del pasado de represión, y hace llegar la libertad, la glasnost y la democracia. Es un proceso que lidera Gorbachov". Estas palabras del cineasta Angel Wagenstein desataron un ensordecedor coro de "¡Gorbachov, Gorbachov!".La marcha es un aviso al nuevo jefe del partido, Petar MIadenov, de que con el proceso de reformas en el Este, la población búlgara, movilizada por primera vez desde la guerra, presionará en favor de cambios reales democratizadores y exigirá responsabilidades.
Los manifestantes estaban "borrachos de alegría", como señalaba un asistente, por haber puesto fin hace una semana a la "dictadura asiática" y a la "monarquía despótica", como calificaron algunos oradores al régimen del derribado Todor Yivkov. Numerosas pancartas exigían castigo para Yivkov y sus colaboradores, y algunas mostraban retratos del anciano dirigente sobre los que habían sido dibujados el bigote y el flequillo de Hitler o barrotes superpuestos llamando a su detención. En algunos carteles, Yivkov aparecía con uniforme de presidiario.
Convocada por Ecoglasnost y otras organizacionis de la oposición democrática, la primera manifestación independiente autorizada en Bulgaria desde hace décadas demandó la libertad de los presos políticos, la investigación de los abusos de la dirección comunista bajo Yivkov, la legalización de partidos y sindicatos independientes y el respeto a los derechos humanos y la iniciativa individual.
Policía pasiva
La policía búlgara, acostumbrada a reprimir cualquier manifestación de crítica con la línea oficial del partido, estaba presente, pero no intervino. Con rostros pétreos, los agentes escucharon el raudal de descalificaciones al régimen y a la dirección comunista, que se prolongó mas de dos horas.
Petar Beron, uno de los máximos responsables de Ecoglasnost y organizador de la manifestación, declaró a EL PAÍS que Bulgaria ya ha entrado, con esta concentración, "en una fase irreversible de cambios. Habrá, sin duda, muchos más relevos en la dirección".
"Aquellos que cometieron crímenes habrán de pagarlos. Que no piensen algunos que podrán lavarse las manos haciendo de Yivkov el único culpable", manifestó Petko Serionov, del Club de Apoyo a la Glasnost. El poeta Ralin, perseguido, entre otras causas, por sus poemas sarcásticos sobre Yivkov, dijo entre fuertes aplausos que "éstos no son una burguesía roja, porque la burguesía era una clase que vivía de trabajar. Son una plutocracia roja de parásitos que querían gobernar hasta el fin de sus vidas.
El apoyo a MIadenov, manifestaron diversos oradores, estará condicionado a que emprenda las reformas hacia un Estado de derecho, una democracia pluralista y una economía de mercado. Entre risas y aplausos, Ralin atacó a "los entusiastas imitadores de los girasoles" que se presentan como reformistas. "El huracán que hoy comienza seguirá cobrando fuerza", manifestó. Georgi Mischev, de la Asociación de Derechos Humanos, expresó su confianza en que "tras 40 años, Bulgaria toma la vía de la civilización". "Nada de camaradas, señoras y caballeros", comenzó otro de los líderes de la oposición su alocución, entre gritos de aprobación.
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