Un infierno

Los barrios de Mexicanos, Cuzcatansingo y Zacamil eran escenario ayer de los más violentos combates librados hasta ahora en esta batalla por el control de San Salvador. El Ejército empleó toda su capacidad militar para expulsar a los guerrilleros, quienes, por su parte, aseguraron que pronto recibirán refuerzos que les permitirán apoderarse de toda la ciudad.Desde la medianoche esta ciudad fue un infierno. Nadie pudo dormir. El cielo, intermitentemente alumbrado por la luminosidad de las bengalas, ha estado permanentemente surcado por helicópteros y aviones C-47 y A-37 de la fuerza aérea salvadoreña que dispararon cohetes y fuego de ametralladoras sobre las zonas ocupadas por el FMLN.

Las posiciones guerrilleras han sido duramente castigadas durante toda la noche por el bombardeo de la artillería. El Ejército utilizó cañones de 105 milímetros, cuyos proyectiles cruzaban en la oscuridad toda la ciudad para estrellarse en los edificios controlados por la guerrilla.

Ni siquiera las ambulancias pudieron penetrar en estos barrios durante la noche para recoger a los heridos y muertos, que ya se cuentan por millares. El número de víctimas mortales se actualiza por horas y se pueden ya considerar como poco realistas las cifras ofrecidas por la Embajada de Estados Unidos, que, actuando como verdadero de las fuerzas armadas salvadoreñas, dijo que habían perdido la vida hasta la mañana del miércoles 434 guerrilleros, 146 soldados y 33 civiles. El mismo embajador, William Walker, reconoció que probablemente las cifras reales sean superiores.

El Ejército parece avanzar, aunque con mucho sacrificio, en todos los frentes. La batalla más dura se libra en Mexicanos, donde el FMLN tiene instalado su cuartel general, a cuyo mando está el comandante Facundo Guardado, uno de los máximos dirigentes de la guerrilla y uno de sus más cualificados jefes militares. Guardado dijo ayer a los periodistas que desde todas las partes del país avanzan en esos momentos columnas guerrilleras de refuerzo.