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O negociar o efiminar al adversario

Antonio Caño

La suerte definitiva de 10 años de guerra parece decidirse estos días en los combates que se libran en El Salvador. Por la negociación seria o por la eliminación física de uno de los dos bandos, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) se muestra decidido a resolver de una vez por todas el largo conflicto civil que sufre este país.La ofensiva guerrillera podría interpretarse como un movimiento desesperado por lo que tiene de suicida. En efecto, muchos de los combatientes que ocupan extensas zonas de la capital salvadoreña están condenados a triunfar o a morir en el intento, puesto que no tienen posibilidad de retirada.

Pero, al mismo tiempo, este enorme despliegue militar, en el que intervienen miles de hombres, es una espectacular demostración de fuerza por parte del FMLN. Muy pocos de los que siguen la realidad salvadoreña hubieran sido capaces de predecir una ofensiva guerrillera de este calibre.

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No se puede descartar que, animados por la dimensión de su acción, los guerrilleros estén pensando en estos momentos en la toma del poder, pero, al menos inicialmente, la ofensiva parece destinada a afrontar las próximas negociaciones de paz en mejores condiciones. De hecho, portavoces del FMLN siguen hablando de la voluntad de su organización de sentarse en la mesa de diálogo siempre que el Gobierno de Alfredo Cristiani garantice la seguridad de los movimientos civiles de izquierda, cosa que no ha ocurrido hasta ahora.

Sangriento atentado

Es cierto que Cristiani había dado muestras de verse rebasado por la agresividad de los elementos radicales extremistas incrustados en su partido -Arena- y en las propias fuerzas armadas. El sangriento atentado perpetrado hace 10 días contra la sede de un sindicato izquierdista colmó el vaso de la paciencia guerrillera y obligó al FMLN a hacer algo sonado si no quería perder apoyo de sus seguidores en la capital, San Salvador.

Nadie esperaba, sin embargo, algo tan sonado como para poner en peligro no sólo el Gobierno de Cristiani, sino todo el proceso pacificador de Centroamérica, que se confirma como una de las pocas regiones del mundo empecinada en la dialéctica de la guerra. No se puede denegar en este sentido una cierta similitud, de tiempo y de estrategia, entre la ofensiva del FMLN y la decisión del Gobierno de Nicaragua de reanudar las operaciones militares contra los rebeldes antisandinistas.

Ambas han tenido hasta ahora el éxito de recuperar la atención mundial sobre conflictos que parecían dormidos. Pero falta saber con qué consecuencias.

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