Un tribunal absuelve a una médico e insinúa culpabilidad de la acusación
Una sentencia de la Audiencia de Barcelona absuelve a una médico juzgada por un delito de imprudencia temeraria con resultado de muerte por el fallecimiento de un anciano de 79 años, y afirma que de existir algún delito "la imputación debería dirigirse hacia el parricidio, pero no en dirección al facultativo, que, peor o mejor preparado profesionalmente, apreció con acierto un cuadro crónico términal sólo combatible, dentro de lo relativo del término, con una mayor atención familiar". La sentencia es de la Sección Primera de lo Penal y el magistrado Adolfo Fernández Oubiña ha sido el ponente.Francisco Caro Muñoz falleció el 31 de octubre de 1987, al día siguiente de ser atendido por la doctora María del Pilar Quílez Ferrer, procesada por imprudencia. El fallecido convivía con su hija, Dolores Caro, en Santa Coloma de Gramenet. Según relata la sentencia, el anciano se iba deteriorando progresivamente, "perdiendo apetito y desatendiendo funciones elementales".
Este estado de salud fue lo que motivó que Dolores Caro solicitara, el 16 de septiembre de 1987, el ingreso de su padre en el hospital del Espíritu Santo, en Santa Coloma. El centro atendió al paciente y, posteriormente, lo remitió a su domicilio. El 30 de octubre del mismo año, la hija apreció un empeoramiento y llamó al servicio de urgencias del Instituto Catalán de la Salud. En respuesta de esta petición, el servicio de urgencias envió al domicilio a la doctora Quílez, quien diagnosticó un cuadro crónico de demencia senil y, tras practicar una prueba de deshidratación que dio resultado negativo, recetó un vasodilatador que ya se le administraba por consejo del médico de cabecera. Al día siguiente, el anciano falleció.
El tribunal estima que la doctora obró correctamente aunque alude a la dificultad que se tiene en términos penales para probar si un médico ha actuado con negligencia o no. Así, afirma que "juzgar si el cálculo de resistencia de un puente resultó errado apenas ofrece duda, pero, valorar si el diagnóstico de un médico fue equivocado resulta las más de las veces imposible, al menos con el grado de certidumbre que una condena criminal requiere".
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