Vivir como a los 40
En ocasiones vuelve por los lugares del Soho que antaño' frecuentara con asiduidad, en particular el legendario Colony Room, un escondido club que vivió sus grandes momentos bajo la égida de la ya fallecida Muriel Belcher, quien hacía préstamos de 10 libras a miss Bacon a cambio de que trajera al local a clientes con posibles. Bacon es el último superviviente de parroquianos entre los que se encontraban el músico Noel Coward, el novelista E. M. Forster, el dramaturgo Tennessee Williams o el poeta Dylan Thomas.La ancianidad "es un desierto porque todos los amigos de uno han muerto", decía hace poco Bacon, quien aparenta no sentir mayor preocupación por la llegada al final del recorrido, aunque alguien que le conoce diga que "en realidad le aterroriza la idea de la muerte y por eso se tiñe el pelo y anda por ahí como si tuviera 40 años".
Tiene 80, pero su mano es firme y su espíritu fresco. Sigue pintando "las mismas cosas de toda la vida" y, como en la ruleta, jugando con el azar ante el lienzo. "En el cuadro Chorro de agua [ahora en una retrospectiva en Washington] lo que hice fue lanzar un cubo de pintura. Tiene la energía de lo que se ha arrojado. Todo lo que funciona para mí se produce a través de accidentes a partir de los que yo puedo empezar a moverme", señala. "En pintura, cuando las cosas van bien, piensas que la suerte está de tu lado". Es ajeno a la palabra inspiración. "Me resulta más fácil hablar de accidente o de casualidad".
Piensa seguir tentándo la suerte hasta el final. "Espero seguir pintando hasta que caiga muerto. Y espero caer muerto pintando".
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