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Israel y Suráfrica colaboran en un programa nuclear secreto, según la NBC

Israel y Suráfrica colaboran en un programa nuclear secreto, en virtud del cual Tel Aviv ayuda al régimen de Pretoria en la construcción de un proyectil nuclear de largo alcance a cambio de uranio enriquecido surafricano para las cabezas nucleares de sus proyectiles, reveló el miércoles la cadena de televisión norteamericana NBC. Israel negó ayer la veracidad de la afirmación y el Departamento de Estado en Washington se negó a confirmar la colaboración nuclear israelo-surafricana.

Según la información de la NBC, atribuida por la cadena a fuentes de la inteligencia norteamericana, ingenieros israelíes se encuentran trabajando desde hace varios años en una planta de ensamblaje utilizada por técnicos de los dos países, situada en el polígono de tiro de Overberg, cercano a Pretoria.La NBC citó un documento de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para afirmar que Israel y Suráfrica probaron su primer misil de largo alcance el pasado 5 de julio desde la pequeña localidad de Arniston, cercana al polígono de Overberg y que el proyectil, fabricado por el consorcio estatal ARMSCOR, que monopoliza la fabricación de armas en Suráfrica, realizó un vuelo de 1.500 kilómetros en dirección a la isla del Príncipe Eduardo una posesión surafricana en el indico.

Dificultades para Shamir

Lo más sorprendente de la información de la NBC es la fuente citada por la cadena de televisión.La posible filtración de la noticia por parte de la CIA ha sido explicada en algunos círculos de Washington como un intento de la Administración Bush de crear dificultades al gobierno del primer ministro israelí, Isaac Shamir, por lo que en Washington se califica de empecinamiento en su negativa a aceptar el plan de cinco puntos elaborado por el secretario de Estado, James Baker, para avanzar en la solución del conflicto palestino.

En Jerusalén, un portavoz del ministerio de Defensa israelí negó ayer la información difundida por la NBC y manifestó que Israel respeta la decisión alcanzada por el Gabinete israelí en 1987, en virtud del cual no se firmarían nuevos contratos de defensa entre Israel y Suráfrica.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores surafricano, Roelof Pik Botha, se negó a hacer comentarios sobre el asunto.

La especulación sobre una colaboración nuclear entre los dos países no es nueva y se viene produciendo sistemáticamente desde 1979 cuando un satélite norteamericano registró un misterioso resplandor sobre el Océano Indico, que inmediatamente fue interpretado como una explosión atómica a pesar de las negativas oficiales de los gobiernos surafricano e israelí. Hasta ahora nunca se ha podido probar fehacientemente la explosión de un ingenio atómico. Ni Israel ni Suráfrica son signatarios de la convención internacional sobre no proliferación de armas nucleares.

La posible posesión de armas atómicas por parte de otros países ajenos al Club de los Cinco -integrado por Estados Unidos, Unión Soviética, China, el Reino Unido y Francia- constituye un motivo de preocupación constante en Washington y en el resto de la capitales de los citados países. Washington teme que lar, dos tradicionales enemigos del subcontinente asiático, India y Pakistán, además de otros países del Tercer Mundo, tengan la suficiente capacidad técnica para fabricar un ingenio nuclear. En una visita realizada a Estados Unidos la pasada primavera, la primera ministra pakistaní, Benazir Bhutto, fue acosada a preguntas en el Congreso sobre el tema y, recientemente, la Casa Blanca tuvo que certificar una vez más que Pakistán no poseía el arma atómica antes de que el Congreso aprobara la partida de ayuda económica y militar correspondiente al año fiscal 1990.

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