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Carlos Barral reclama una declaración europea de los derechos de los autores de libros

Comienza en Valencia la tercera conferencia continental sobre el mundo editorial

El escritor y editor Carlos Barral reclamó ayer en Valencia la redacción de una declaración de los derechos del autor en la inauguración de la III Conferencia Europea del Libro, de la que es presidente. El ministro de Cultura, Jorge Semprún, destacó la necesidad de establecer directrices comunitarias que conjuguen la economía de mercado y los intereses de los ciudadanos en el comercio del libro. La reunión de Valencia, que finalizará mañana, aborda los problemas de la traducción, la situación de las empresas editoriales y la comercialización del libro en la perspectiva de la Europa del Acta única.

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Entre el mercado y el Estado

El autor del llamado informe Barral, que el Parlamento Europeo aprobó en 1987 y en el que se proponían 12 medidas para el sector editorial, intervino ayer en la inauguración de la tercera Conferencia Europea del Libro en calidad de presidente. Barral, que disculpó su ausencia en las sesiones posteriores debido a sus compromisos electorales como candidato socialista, afirmó que el libro "debe ser una cuestión axial a la hora de configurar una cultura europea" y defendió la necesidad de acuerdos internacionales, directrices comunitarias y alternativas sectoriales en este campo.Barral indicó que está pendiente la promulgación de una carta, protocolo o declaración de los derechos del autor de libros", con la inclusión de aquellos colaboradores que, como los ilustradores o traductores, aún no han visto reconocido su papel en la legislación de algunos países.

La exoneración a los editores, distribuidores y comerciantes de aquellas tasas e impuestos que todavía pesan sobre su actividad; el establecimiento de una normativa comercial comunitaria y la protección de las literaturas en lenguas minoritarias fueron algunas de las propuestas de Barral a la conferencia.

Esta tercera Conferencia Europea del Libro, en la que participan más de 150 representantes de editores, distribuidores, libreros y escritores de 18 países, sucede a las celebradas en Arlés (Francia), en 1985, y Amsterdam (Holanda), en 1987. El ministro de Cultura destacó en el acto de inauguración la necesidad de buscar una solución, que obtenga el consenso de las partes implicadas, que dinamice y resuelva en el sector del libro la alternativa .entre la economía de mercado y el derecho emanado de los estados, la sociedad civil y los ciudadanos".

Semprún propuso una visión amplia de Europa, que incluya a los países del Este, cuya evolución política calificó como "la gran sorpresa del final de siglo".

Tras recordar el desafío que para el mundo editorial suponen las nuevas tecnologías, cuestión a la que se dedicó la conferencia de Amsterdam, el ministro se refirió al telefax como un ingenio que .nos transmite, no sólo lo dicho, sino lo escrito", y dijo que existe una revalorización de la correspondencia y la literatura de la memoria que, cuando la gente disponga de teléfax en sus casas y no sólo en las oficinas, conformará una nueva manera de "hablar de corazón a corazón'.

La traducción

La conferencia, en cuyo acto de apertura intervinieron el presidente de la Generalitat valenciana, Joan Lerma, y la alcaldesa de Valencia, Clementina Ródenas, dedica sus grupos de trabajo a la autoría y la traducción, la industria editorial y la comercialización del libro en la Europa del Acta única. El escritor español José Luis Sampedro, el editor francés Alain Gründ y el belga Marcel Martens presiden las tres áreas de debate de la reunión.

En respuesta a las críticas de diversos representantes de los libreros españoles, que en los pasillos del Palau de la Música, donde se celebra la conferencia, destacaron el incumplimiento de la legislación en la materia y la crisis que atraviesa el sector, el director general del Libro, Juan Manuel Velasco, reconoció que la normativa existente "no responde a la realidad" y que se está estudiando una nueva normativa, sobre todo en relación con el precio único del libro. Semprún, por su parte, afirmó que se está desarrollando un proceso de discusión con la industria privada, que consideró incomparable con el que se lleva a cabo en el campo del cine, ya que la industria editorial "está viva" y la cinematográfica, en cambio, hay que revitalizarla.

En relación con las literaturas y culturas minoritarias, Semprún defendió el papel de coordinación y proyección exterior que debe jugar el Ministerio de Cultura -del que afirmó que no puede ser suprimido, de acuerdo con la Constitución, precisamente porque debe cumplir esta función- y reconoció la contradicción que genera este hecho con la transferencia de la mayoría de las competencias en la materia a las comunidades autónomas. "No se puede negar esta contradicción", aseguró el ministro, "pero tampoco se puede convertir esa contradicción en el único elemento de la realidad".

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