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El Senado belga debate la despenalización del aborto

Sensible a las exigencias de una mayoría de la opinión pública, pero condicionado a los problemas de equilibrio político que suscita un tema considerado tabú, el Senado belga inició ayer el debate de un proyecto de ley de despenalización del aborto. Bélgica es, junto con la República de Irlanda, el único país de la CE donde el aborto está absolutamente prohibido, a pesar de que cada año son más de 15.000 las mujeres que interrumpen ilegalmente su embarazo en clínicas del país.

La ley belga contra el aborto data de 1867 y no hace sino ratificar las penas de prisión recogidas en la anterior legislación de 1804, que van desde un mínimo de dos años para la mujer a 10 años para el médico que lo practica. El aborto está tipificado como un "crimen contra la moralidad pública y contra el orden familiar". Ninguna excepción está prevista para esta rígida concepción centenaria, ni siquiera en el caso de malformaciones del feto o de violación de una menor.El proyecto de ley presentado por el socialista Roger Lallemand y la liberal Lucienne Herman-Michielsen supone la ruptura de un silencio parlamentario de 15 años sobre un tema que sacude a la opinión pública. Y aunque la votación en comisión ha reflejado una mayoría favorable a la propuesta de 26 votos contra 15 (13 parlamentarios democristianos y dos liberales) y dos abstenciones, el Gobierno se ha querido lavar las manos para no comprometer la mayoría con un problema de implicaciones religiosas.

El Gabinete que preside el socialcristiano Wilfred Martens en coalición con los socialistas simplemente ha dicho que corresponde al Parlamento "pronunciarse en conciencia" sobre el tema. De momento, las previsiones sobre la votación han sido retrasadas desde el viernes de esta semana al próximo 9 o 10 de noviembre. Y la mayoría a favor en la Cámara no está clara si no se introducen mayores trabas para recurrir al aborto en un proyecto ya de por sí moderado.

El proyecto de ley prevé que el aborto sólo podrá practicarse legalmente antes de las 12 semanas de embarazo, salvo que la salud de la madre esté en peligro o que el feto sufra una malformación incurable en el momento del diagnóstico.

Período de reflexión

El médico estará obligado a informar a la mujer que aspira a interrumpir su embarazo de todas las posibilidades de ayuda, centros de recogida o adopción de que puede disfrutar su hijo no querido. La madre tendrá que disponer de un período de reflexión antes de decidir abortar y, en todo caso, su decisión ha de tomarla por escrito, siempre que se compruebe que no acude a esta solución por presiones. El médico podrá siempre negarse a practicar un aborto, pero ha de informar de su decisión ya en la primera visita de la mujer embarazada que acude a su consulta.

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