Felipe González se entrevista hoy con Bush en la Casa Blanca con Panamá y Nicaragua como telón de fondo
La situación en Centroamérica, y concretamente las próximas elecciones en Nicaragua y el futuro del hombre fuerte panameño, el general Manuel Antonio Noriega, consumirán una gran parte de la entrevista que mantendrán hoy en la Casa Blanca el presidente George Bush y el primer ministro español, Felipe González. Y en esos temas, a pesar de las declaraciones oficiales, las evaluaciones de ambos Gobiernos difieren sustancialmente.
Felipe González, que llegó ayer a Washington para "una visita oficial de trabajo" de menos de 48 horas de duración -la segunda que realiza a Estados Unidos en su calidad de presidente del Gobierno español- se entrevistó anoche con el secretario de Estado norteamericano, James Baker, poco después de su llegada a la base aérea de Andrews en un Boeing 707 de la Fuerzas Aérea española.El presidente fue parco en declaraciones a su llegada a Andrews. Preguntado sobre las críticas de la oposición a su viaje en plena campaña electoral, González contestó con un resignado: ¡Que le vamos a hacer!. Con relación a su propuesta sobre Panamá, el presidente español prefirió aplazar la contestación hasta despues de su reunión con Bush.
La entrevista con Baker se celebró en la Blair House, la residencia oficial para huéspedes del Gobierno nortamericano, situada frente a la Casa Blanca. Al término de la conversación, de casi una hora de duración, ambos mandatarios expresaron su convicción de que las relaciones bilaterales son actualmente tan buenas como lo fueron hasta ahora o "tal vez mejores". Baker calificó su reunión con González de "buena" y señaló que había transmitido al presidente español que Bush "espera con interés" la entrevista que ambos celebrarán hoy.
Tras su reunión con Baker, González se trasladó a la sede del Banco Interamericano de Desarrollo, donde se reunió con su presidente, el uruguayo Enrique Iglesias, y, posteriormente, visitó la exposición itinerante de la agencia Efe, que contiene una historia gráfica de los últimos 50 años de la historia de España.
El plato fuerte de la visita de González será la entrevista que mantendrá a las cuatro de la tarde de hoy (hora peninsular española) con el presidente Bush, y a la que está previsto que sólo asistan los ministros de Asuntos Exteriores de los dos países, James Baker y Francisco Fernández Ordóñez, y los embajadores respectivos, Julián Santamaría y Joseph Zappala. La entrevista durará aproximadamente una hora y, posteriormente, los miembros de las dos delegaciones se incorporarán a la reunión.
Cambio en el programa
El programa ha sufrido un pequeño cambio. Bush tenía previsto ofrecer un almuerzo de trabajo en honor de González, pero a última hora el presidente norteamericano ha optado por invitar a González a una cena privada en la Casa Blanca. El cambio ha sido posiblemente motivado como consecuencia del terremoto que sacudió el martes a San Francisco y al deseo de Bush de estar en contacto permanente con la costa oeste.Como reconoció un alto funcionario de la Administración de Bush, la situación en Centroamérica consumirá una parte importante de las conversaciones entre los dos líderes. Los enfoques de las dos Administraciones sobre Panamá y Nicaragua difieren sustancialmente, aunque Madrid y Washington persigan los mismos objetivos de conseguir una democratización de la zona.
Mientras González ha propuesto recientemente la celebración de nuevas elecciones en Panamá, que permitan el acceso al poder de una administración civil capaz de cesar a Noriega, Bush no se cansa de repetir una y otra vez que la solución al problema de Panamá pasa por la salida del país del hombre fuerte y su entrega a Estados Unidos para ser juzgado por delitos relacionados con el tráfico de drogas. González pone el acento en las elecciones, mientras que para Bush lo esencial es deshacerse del general.
Con relación a Nicaragua las divergencias son evidentes. Como admitió el alto funcionario informante, "existen una variedad de ideas [en torno a Nicaragua], cuya exposición puede resultar provechosa". Mientras Madrid mantiene un papel de estricta neutralidad en las próximas elecciones nicaragüense, Washington apoya descaradamente a la candidata de la oposición Violeta Chamorro y recientemente el Senado ha concedido cinco millones de dólares para financiar la campaña de los partidos anti-sandinistas.
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