Oscura noticia en un oscuro periódico
Un periódico de Roma publicó un lunes del otoño de 1947 en un rincón de su página de sucesos una noticia: un obrero en paro había sido cogido con las manos en la masa mientras intentaba robar una bicicleta en los alrededores de un estadio de fútbol. El hombre se excusó diciendo que necesitaba aquel trasto para conseguir un puesto de pegador de carteles. Un hijo suyo de corta edad vio la escena. Esto dice la leyenda.Y la leyenda prosigue: de la lectura de esta protocolaria noticia de relleno, a Zavattini le salió de un tirón el guión de Ladrón de bicicletas, que no es considerada por todos los historiadores del cine como la mejor película del neorrealismo, pero que es unánimemente considerada como la bandera que dio carta de naturaleza universal a una idea del cine surgida del corazón de la Italia hambrienta que dejó atrás la trituradora fascista.
Zavattini alcanzó ahí su cumbre. Su obra posterior, con trabajos como Milagro en Milán, Umberto D., El oro de Nápoles y Dos mujeres (De Sica), Es primavera (Castellani), El abrigo (Lattuada) y los filmes de decadencia, desde Matrimonio a la italiana, en 1964, a El jardín de los Finzi Contini, en 1971, estuvo a la sombra de aquel hallazgo. Una oscura noticia en un oscuro periódico arrojó más luz sobre la tragedia de Europa que las sofisticadas lógicas que pretendían abrir las tripas de esa tragedia.
Zavattini hizo teoría sobre su obra. No es una teoría sólida. El escritor de cine fue en él muy superior al escritor sobre cine. Muere con él el último rescoldo de una época en la que el cine se armó con el arma crispada del sentido del escándalo. Abrió en las pantallas los caminos -hoy casi olvidados- de la verdad. El gesto moral de su ejemplo es, por ello, equiparable al genio estético de su obra.
Babelia
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