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Los 'doce' obligan a la Comisión a cambiar las propuestas sobre armonización del IVA

El Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la CE, celebrado ayer en Luxemburgo, decidió obligar a la Comisión a presentar nuevas propuestas sobre la armonización del IVA y la fiscalidad del ahorro. El debate político sobre la abolición de fronteras fiscales a partir de enero de 1993 se saldó con un triunfo de los Gobiernos, que exigen mantener un control nacional para evitar mermas en la recaudación y el fraude. Las nuevas propuestas se debatirán el 13 de noviembre.

El Acta única garantiza la libre compra de productos en cualquier país de la CE a partir de 1993. Al tratarse de un mercado único integrado, desaparecerán las fronteras, las fiscales incluidas. Pero el pago del IVA en el país donde se efectúa la compra plantea problemas de recaudación que, a juicio de los Gobiernos, el sistema de compensación planteado por la Comisión en base a las cifras de intercambios no resuelve. También implicaría cambios en las administraciones fiscales que no están en condiciones de acometer para esa fecha.La decisión del Consejo va a en el sentido de que la armonización del IVA pueda seguir adelante, siempre que no toque ni el régimen de exportaciones, ni a la compra de automóviles -de primera o segunda mano- ni a las ventas por correspondencia. Estos sectores continuarán como hasta ahora, es decir, sometidos al control de cada Estado. El IVA de un automóvil se pagará en el país de matriculación y no en el de compra, y en el de los bienes exportados, en el Estado donde sea importado.

Las empresas continuarán sometidas a costes de gestión derivados del control de sus compras al exterior, a pesar de las garantías en contrario dadas por el Acta Única. El futuro IVA armonizado se reducirá, pues, a las compras de los particulares que se desplacen a otro país, siempre que lo que adquieran no sea un coche. Y los daneses, seguro, tendrán limitaciones para el resto de los artículos.

Por unanimidad

La Comisión Europea, por boca de la comisaria Christiane Escrivener, intentó oponerse a la propuesta, con el argumento de que no queda clara la eliminación de cargas burocráticas a las empresas, ni la adecuación de las medidas antifraude, ni tampoco la efectiva supresión de fronteras fiscales tras la entrada en vigor del mercado único. Al final, ante la unanimidad de los doce, no tuvo más remedio que ceder.

Sin embargo, existen problemas entre los Gobiernos, ya que Dinamarca, por ejemplo, no acepta la desaparición de un tope de franquicia.

El secretario de Estado de Hacienda, José Borrell -representante español en este Consejo junto al secretario de Estado de Economía, Pedro Pérez- manifestó que la postura española es favorable a la armonización del IVA, "siempre que la coordinación entre las Haciendas de la CE impida aumentar el fraude a gran escala".

La preocupación española se centra especialmente en la fiscalidad sobre el ahorro. Los doce han abandonado ya un sistema unificado de retención en la fuente, porque es "un instrumento desincentivador, pero no una garantía".

La petición a la Comisión se basa en articular sistemas de coordinación entre las Administraciones fiscales, como explicó Borrell, "no para evitar que los capitales vayan allí donde vean mayor eficacia productiva, sino para impedir que se conviertan en un cauce de fraude". El objetivo es conocer dónde se desplaza el dinero, para obligar al contribuyente a incluir esos rendimientos en su declaración de la renta. Y aunque se trata de una posición mayoritaria, es problemática porque obliga a Luxemburgo a renunciar al secreto bancario. Tampoco el Reino Unido quiere controles.

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