El camino del chantaje

Nadie termina de explicarse las razones que han llevado a ETA a lanzar este último desafío, quizá porque todo el mundo se resiste también a creer que la organización terrorista haya dicho en serio eso de que la autovía es un proyecto que responde a "intereses militares".El caso es que el pulso está lanzado y que lo que pudo haber de legítima y hasta necesaria oposición ciudadana a un proyecto, de inevitable impacto ambiental, pero bien acogido, por otra parte, por la gran mayoría de la población vasco-navarra, ha sido ya sobrepasado por la intervención de estos ecologistas de la metralleta y la bomba.

Puede decirse ya que la primera consecuencia de la acción terrorista será, previsiblemente, el encarecimiento y el retraso de las obras, ya iniciadas en Navarra. Las grandes empresas encargadas de la construcción de la autovía, como Cubiertas MZOV y Laing-Obrascon, se muestran dispuestas a aguantar el tirón, pero si la amenaza se mantiene, será necesaria la adopción de grandes medidas de seguridad.

El trazado de 33 kilómetros de carretera convierte a la autovía en un objetivo material muy vulnerable, pero además, y sobre todo, cuenta el peligro de un atentado contra los que Intervienen en el proyecto. Hasta ahora, ETAm ha enviado una carta bomba contra el consejero de Obras Públicas de Navarra, Antonio Aragón, y sendos artefactos, que no llegaron a explotar, contra instalaciones de las empresas involucradas.

Apoyo de los demócratas

No es exagerado decir incluso que las instituciones se sienten hoy atrapadas en un proyecto que, paradójicamente, responde al interés general de una nueva vía de comunicación entre las dos provincias, largamente reclamada por las formaciones nacionalistas, y que cuenta con el respaldo de la totalidad de los partidos vascos y navarros, salvo Herri Batasuna. Imanol Murua, diputado general de Guipúzcoa, y el propio Antonio Aragón insisten en que las instituciones no pueden ahora doblegarse al chantaje de ETA. Al margen de consideraciones subjetivas y de opiniones técnicas dispares, el proyecto de autovía entre Irurzun (Navarra) y Andoáin (Guipúzcoa) es el primero de España que cumplimenta la directriz comunitaria de destinar un 5% del presupuesto, cifrado entre 20.000 y 25.000 millones, a la corrección del impacto ambiental.

Las objeciones de la Coordinadora Anti-Autovía, sus protestas y sus movilizaciones lograron que la Diputación guipuzcoana y el Gobierno navarro invirtieran más de 1.000 millones de pesetas en introducir medidas correctoras, túneles artificiales, acuíferos, lagunas, reducción de desmontes y alejamiento del río Leizarán para eliminar el impacto y permitir la circulación de los animales.