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Banderín de enganche

La evidente capacidad fáctica de ETA Militar de desestabilizar el proyecto de la autovía Andoáin-Irurzun descansa en lo que la terminología al uso denomina "la acumulación de fuerza"; esto es, la experiencia del caso Lemóniz.Da igual que la construcción de una central nuclear a unos kilómetros de Bilbao tenga poco o nada que ver con la apertura de una nueva carretera, porque lo que cuenta es que ETA ha equiparado explícitamente ambos proyectos. Por eso, su comunicado ha sido más eficaz que las acciones que le precedieron, y por eso un proyecto diseñado ya en la década de los setenta, depurado durante años por los técnicos y aprobado prácticamente por unanimidad en los Parlamentos de Guipúzcoa y Navarra aparece ahora con el signo de incertidumbre.

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El camino del chantaje

Los políticos vascos creen simplemente que ETA busca con las amenazas a la autovía un nuevo banderín de enganche con el que justificar su existencia o piensan que trata de demostrar su poder fáctico para desbaratar cualquier proyecto en Euskadi, como chantaje con vistas a la negociación política.

Sea como fuere, su éxito, si llega, no será precisamente el de los grupos ecologistas.

La intervención de ETA ha originado ya la sustitución del debate y de las opiniones personales libremente asumidas sobre el proyecto de autovía por el reagrupamiento general defensivo en las posiciones ideológicas propias. Un dirigente nacionalista ilustraba una reacción bastante común indicando: "Si cedemos ahora ante los milis, pronto nos dirán cómo tenemos que dirigirles la palabra, dónde tenemos que firmar sus propuestas y en qué bares y a qué hora podemos potear".

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