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Los 'mentirosos' eran de la logia masónica P-2

Juan Arias

Una de las cosas que más ha impresionado estos días a la opinión pública italiana ha sido el recuerdo, convenientemente aireado por la Prensa y la televisión coaligados esta vez contra las supuestas "mentiras políticomilitares" sobre el caso Ustica, que los principales responsables de las Fuerzas Armadas terminaron involucrados en el escándalo de la P-2.

Desde esta Logia clandestina masónica, que presidía Licio Gelli, se intentó un golpe de estado autoritario contra el poder constitucional en Italia, en el que estaba implicado el ex presidente de la República el democristiano Giovanni Leone, que fue obligado más tarde a dimitir de su puesto antes de finalizar el mandato.

El entonces jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante Giovanni Torrisi, hoy jubilado, fue inducido a retirarse antes de tiempo por su demostrada afiliación a la logia secreta de Licio Gelli.

Lo mismo ocurrió con el jefe del SISMI, los servicios secretos militares, el general Giuseppe Santovito, ya fallecido y depuesto en su día por Giovanni Spadolini, cuando el político republica no era presidente del Gobierno.

Tambien fue destituido a toda prisa, al aparecer por su vinculación con la Logia P-2, el general Giuseppe Grassini, que era el jefe del contraespionaje militar en el momento de la tragedia del avión de pasajeros.

De la misma forma que se jubiló anticipadamente, antes de que lo expulsaran el jefe de los servicios secretos policiales Walter Pelosi.

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Otro escándalo

Por su parte, el general Piccio, a la sazón jefe de la Tercera Region Aérea durante los días de la tragedia, terminó poco después en la carcel involucrado en otro escándalo, el del Argo-!6, un avión, que al parecer fue derribado por los servicios secretos israelíes. Asunto sobre el cual, el gobierno italiano había declarado el secreto militar.

El ministro de Asuntos Exteriores era entonces el democristiano Emilio Colombo, en su tiempo un hombre poderoso de su partido y hoy un simple diputado, bastante relegado.

El ministro de la Defensa era el socialista Lelio Lagorio, hoy presidente de la Comision de Defensa del Parlamento, mientras que el ministerio de Transportes estaba en manos de su correligionario Rino Formica. Ambos han sido convocados como testigos por los jueces dado que Formica sostiene que Lagorio le transmitió las informaciones que le había suminiatrado el difunto capitán Rana, quien aseguró que un misil había derribado el DC-9.

Curiosamente Giulio Andreotti, que practicamente ha estado toda la vida, en el Gobierno de Italia, no era ministro por entonces, mientras que Francesco Cossiga, hoy jefe del Estado, que presentó su dimisión voluntariamente como ministro del Interior el día del asesinato de Aldo Moro, era la primera vez que presidía la jefatura del gobierno que había dejado vacante Andreotti.

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