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SALAMANCA

Se impuso Paula

La personalidad apabullante de Rafael de Paula se impuso. El faraón y el delfín, quedaron en un segundo plano. Para enronquecer unos y para no verlo claro otros, el nombre de Paula estaba en boca de la mayoría. No cuajó faenas, pero quedaron lances inolvidables y muletazos de pintura. Sobre todo, su personalidad. Hubo un molinete que en cualquiera hubiera sido una birria: encogido, arrugado... por obra y gracia de Paula, en él, tuvo la gracia de la improvisación y el tono de un óleo envejecido. Pero esto puede ser anécdota. Las verónicas no lo fueron, los derechazos encorsetados y arrogantes, tampoco. Le hubiera venido mejor un toro pronto. pero bueno está lo bueno, porque incluso para Paula debe ser imposible torear como él piensa que es el toreo. Todo lo que se considera intangible, se desdibuja cuando aparece el pellizco. Para algunos, no. Tiene que haber de todo. Pero a nadie deja indiferente Paula.

Jandilla / Romero, Paula, Aparicio

Cuatro toros de Jandilla, bien presentados. Curro Romero: bronca en los dos. Rafael de Paula: división; ovación y saludos. Dos novillos del mismo hierro, abecerrados. Julio Aparicio: división; aplausos. Plaza de la Glorieta, 17 de septiembre. Sexta corrida de feria.

Curro Romero estuvo medroso y deliberadamente ausente. Sus muletazos contribuían a cortar el viaje de los toros, intentando hacer ver que no servían. Julio Aparicio, desvaído. Apuntó detalles pero no redondeó ni siquiera los detalles. Mejor sería que torease con los de su edad.

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