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El diálogo salvadoreño, empantanado por formalismos

Después de ocho horas de conversaciones entre la delegación de cinco miembros del Gobierno salvadoreño y los rebeldes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) no se ha discutido una sola línea de la propuesta guerrillera presentada al inicio de la reunión, tendente a abandonar la lucha armada e incorporarse a la vida política del país centroamericano. Lo único que se ha discutido, según el ministro de Justicia, Óscar Santamaría, es un procedimiento para normalizar futuros encuentros que ha suscitado las primeras dificultades del diálogo.

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En la noche del miércoles el equipo negociador del Gobierno tuvo un áspero encuentro con la Prensa. Respecto de la propuesta guerrillera, que ofrece un alto el fuego para el 15 de noviembre próximo y la incorporación del FMLN a la vida legal, a más tardar el 31 de enero de 1990, el ministro Santamaría dijo simplemente: "Es una propuesta para analizarla". Una y otra vez se le pidió un pronunciamiento sobre el contenido de la propuesta guerrillera. Vano intento. "Son reuniones largas", explicó; "los avances se darán en forma gradual".El embajador salvadoreño en México, Sigfrido Montes, sin embargo, fue más explícito y criticó a la delegación rebelde por haber hecho pública su propuesta, afirmando que es "una forma de presión", informó el diario Los Angeles Times. Según Montes, la delegación gubernamental tiene su propia propuesta, que no dará a conocer hasta más adelante.

Más tarde fue el FMLN quien habló con la Prensa. Allí los rebeldes criticaron el bajo nivel de la delegación que el Gobierno de Alfredo Cristiani envió a México. Según los rebeldes, la representación gubernamental tiene un casi nulo poder decisorio y acude a México sólo para recoger los planteamientos del FMLN y trasladarlos a los verdaderos centros de poder en El Salvador.

Primeras diferencias

"Para que fuera una conversación seria habría que discutir sobre algo más que si la mesa de reuniones será redonda o cuadrada", comentó Joaquín Villalobos, máximo jefe militar del FMLN, quien encabeza la delegación rebelde. Se refería a que el único documento presentado por la delegación gubernamental es un esbozo sobre el cómo, cuándo y dónde deberán continuar los futuros encuentros de diálogo.En este tema, en todo caso, ya han surgido las primeras diferencias. Según la propuesta gubernamental -hasta ayer no conocida oficialmente por la Prensa- entre otras cosas se proponen reuniones cada dos meses y sin la presencia de testigos. El FMLN, en cambio, pide que las reuniones sean con mayor frecuencia y con representantes de la Iglesia católica como testigos, o en funciones mediadoras. Exige también que las Naciones Unidas envíe representantes -en la misma calidad de testigos- a las conversaciones de paz. En esta reunión de México hay tres obispos católicos como testigos o mediadores: los salvadoreños Gregorio Rosa Chaves y Romeo Tobar Astorga y el alemán federal Emile Schtel.

Las cuestiones de procedimiento ocuparon ayer, en el segundo día de conversaciones, la mayor parte del tiempo.

La discusión sobre el fondo de la propuesta rebelde quedará para el futuro. En opinión de algunos analistas consultados, ello se debe no solo por el bajo nivel de la delegación gubernamental, sino también a la complejidad del planteamiento rebelde. Lo que el FMLN pone en la mesa de negociaciones, dicen los observadores, requiere un análisis profundo en San Salvador sobre la conveniencia o no de poner fin a una sangrienta guerra civil a cambio de realizar modificaciones profundas en la estructura de poder salvadoreño.

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