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SANIDAD

Thatcher veta un estudio sobre los hábitos sexuales de los británicos

Margaret Thatcher ha vetado una investigación en profundidad sobre los hábitos sexuales de los británicos por considerar que el delicado carácter de las preguntas no garantizaba respuestas fiables. La comunidad científica británica está indignada con la reacción de la primera ministra, que considera carente de fundamento científico y pone en peligro un estudio que debería servir para entender mejor y acotar las causas del SIDA.

Nunca se había realizado en las islas un estudio amplio sobre "qué hace la gente, con quién lo hace y con qué frecuencia", en palabras de uno de los implicados en el proyecto, y para salvar esta laguna se había preparado una investigación para conseguir información detallada sobre los hábitos s,exuales de la nación, el más ambicioso desde el que realizó Kinsey en Estados Un¡dos hace 40 años. A la vez, se esperaba recoger datos para dar con nuevas estrategias en la lucha contra el SIDA.Una muestra representativa de 20.000 sujetos debía responder de forma oral a preguntas sobre sanidad sexual, entre las que se incluían cuestiones relativas al conocimiento del modo de transmisión del virus que provoca el SIDA, y, en privado, cumplimentar un cuestionario sobre su actividad y actitudes sexuales, preguntas que inquirían desde opiniones sobre el aborto y la homosexualdad hasta la hipotética promiscuidad del sujeto.

"Era un estudio mejor diseñado que el de Kinsey", según Roy Anderson, profesor de epidemiología del Imperial College, uno de los centros implicados en el trabajo.

Buen diseño

De los 150 millones presupuestados para el estudio, unos 40 correspondían al Ministerio de Sanidad. Thatcher, según fuentes oficÍosas, ha vetado esta contribución por estimar que las preguntas sobre aspectos tan personales de la vida de los ciudadanos no era probable que fueran contestadas con rigor, con lo que los resultados de la investigación no iban a ser fiables. Para ella, se trataba, además, de una intolerable intromisión en la intimidad de las personas. La retirada de la financiación oficial hace imposible el estudio, cuyos mentores, la Health Education Authority y el Economic and Social Research Council, dos entidades no gubernarnentales, buscan ahora recursos privados para evitar su cancelación. Kaye Wellings, una de las príncipales responsables del trabajo, rechaza las objeciones de Thatcher y asegura que la encuesta ya se ha ensayado a modo de prueba en mil personas, ninguna de las cuales sintió reservas ante las preguntas.

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