Temporeros gitanos
El defensor de los derechos humanos Joan Francesc Blanch, alcalde de L'Aldea, acaba de darnos una lección de cómo debe aplicarse aquello de la no discriminación por raza.Ha expulsado a los temporeros gitanos por sucios, ladrones, mal educados, nudistas y ocupadores ilegales de la propiedad privada (¿quizá en tierra de los contratantes?) donde instalaron sus campamentos durante los dos meses de la recogida de tomate para la que fueron contratados.
Además, los concejales que eligieron a tan humanitario alcalde denuncian en la moción de expulsión aprobada "la utilización de niños de corta edad para duros trabajos agrícolas y el hecho de que se estaba explotando a estas familias socialmente marginadas".
No se sabe de mociones que obligaran (u obliguen en el futuro) a los empleadores a facilitar a los temporeros alojamiento digno, agua, y a contratar personas en edad legal de trabajar y no beneficiarse de la explotación de niños.
Lo que sí se conoce es que los ediles de L'Aldea, preocupadísimos por todas estas cuestiones sociales, se han dado cuenta dos meses después de la llegada de los temporeros gitanos, cuando la cosecha ya estaba prácticamente acabada. Te utilizo, te exploto y te tiro, gitano.
Una duda queda en el aire: ¿son humanos los gitanos para el alcalde y los ediles de L'Aldea? ¡Faltaría más! Ellos no son racistas.
Lo dicho, un paso más (hacia atrás) en el avance de los derechos humanos y en el desarrollo de nuestra Constitución.
Posdata para Gobiernos (estatal y autonómicos): no sólo en las viñas francesas se ignoran derechos inalienables de los ciudadanos.-
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