La otra China

El pasado 18 de agosto publicaba su periódico un artículo firmado por Louise Branson titulado La mirada de Taiwan, que por las inexactitudes que contiene me permito, como ciudadano de la República de China, corregir y comentar.Todo el texto se vertebra sobre la indiferencia con que Taiwan habría contemplado la salvaje matanza de Tiananmen del 4 de junio. Unos hechos que han conmocionado al mundo entero han dejado poco menos que indiferente a la comunidad china más importante después de la del propio continente, según ella, cuando raro es el chino de Taiwan que no cuente con un pariente en China continental y que, aunque sólo sea por esta razón, lo que ocurre en China nos duele en nuestra propia carne.

Ha de saber su articulista que en la misma madrugada del 4 de junio el presidente Lee Teng-hui convocó al primer ministro y a otros miembros del Gabinete, así como a dirigentes políticos. Las primeras manifestaciones oficiales de preocupación, primero, y de repulsa y condena, horas más tarde, por lo que estaba sucediendo en China se emitieron a partir de las ocho de esa mañana. Las reacciones del Gobierno de la República de China fueron desde ese momento públicas, y, por tanto, publicadas y conocidas de todo el mundo allí. Bastaría con consultarlas. El Kuomintang, partido mayoritario en el poder, aprobó esos días la creación de una fundación dotada con 100 millones de dólares para apoyar la lucha de los estudiantes chinos del continente por la democracia.

A nivel todavía oficial, el cuerpo diplomático acreditado en Taibei fue convocado por el titular de Exteriores con la petición expresa a cada uno de los embajadores de que sus respectivos Gobiernos condenasen las actuaciones de Pekín e iniciasen acciones de protesta contra el régimen comunista chino.

La población, por su lado, organizó numerosos mítines y manifestaciones multitudinarias en apoyo de los estudiantes enfrentados al poder. En solidaridad con ellos, 20.000 universitarios de Taibei se manifestaron en la plaza de Chiang Kai-chek gritando las mismas consignas que sus camaradas del continente. Se hicieron colectas de dinero y se recogieron donaciones de sangre para ayudar de forma efectiva desde Taiwan a la población en lucha por la democracia en China. Numerosas acciones y manifestaciones de protesta tuvieron lugar en toda la isla.

La señora Branson tiene razón, sin embargo, en afirmar que, pese al endurecimiento de la política llevada a cabo por el Partido Comunista Chino, la apertura seguirá adelante en Taiwan por voluntad de la población y del Gobierno de la ROC.

Me quedan aún correcciones: "La banda enlodada de nacionalistas de Chiang Kai-chek que afluían a través del estrecho a Taiwan" fue de dos millones de personas. Más que una banda parece el éxodo de un pueblo, ¿no es cierto? Tampoco existe un "Gobierno en el exilio" en Taiwan, simplemente porque Taiwan es parte de China, aunque el país esté dividido. Y por respeto a la exactitud de los hechos me permito todavía indicarle que Chiang Ching-kuo murió a principios de 1988, no del presente año.- Yu-san Cheng.