Pánico en Colombia por la actividad del Nevado del Ruiz

PILAR LOZANO Lo único que faltaba: hasta la naturaleza parece estar en contra de la tranquilidad de los colombianos. A las tres de la madrugada de ayer, el cráter Arenas, del volcán Nevado del Ruiz, empezó a rugir y a lanzar piedras y cenizas. Las alarmas colocadas allí se activaron, las autoridades decretaron la alerta roja y los habitantes en 10 kilómetros a la redonda fueron evacuados de sus viviendas. Tan sólo a última hora de ayer la actividad volvió a descender. La erupción del Nevado del Ruiz provocó en 1985 la muerte de 22.000 personas y la total desaparición de Armero, la localidad próxima al volcán.

El estado de alerta fue declara do ayer en dos provincias: Tolima y Caldas. El peligro mayor que puede provocar esta reactivación del volcán es para aquellos que viven a lo largo de los ríos que nacen en el Nevado del Ruiz.Éste es un nuevo miedo que se agrega a los que afligen a los colombianos. El terror se había apoderado ya de Medellín, la segunda ciudad del país y principal sede del narcotráfico. Las calles de Bogotá quedaron muy temprano vacías la noche del jueves, pues varias llamadas anónimas anunciaron la colocación de bombas en edificaciones del centro. Varios atenta dos por parte de los extraditables han tenido lugar estas días en Medellín, a pesar de la declaración de toque de queda.

El ministro colombiano de Defensa, Óscar Botero, negó ayer en conferencia de prensa tener conocimiento sobre la presunta colaboración de ETA con el cártel de Medellín, versión difundida por la cadena de televisión norteamericana NBC. Aunque "no descarto que en un momento determinado ellos hayan tenido contactos con ETA", puntualizó.

Mercenarios extranjeros

El titular de Defensa se refirió también a la presencia de mercenarios extranjeros y fue enfático al afirmar que ninguno de ellos estaba autorizado, ni tuvo contacto con el Gobierno colombiano. El ministro de Defensa reconoció la infiltración de la mafia en las filas castrenses y el alto Gobierno.

Finalmente, el general Botero dio un parte favorable de los resultados que ha dado hasta el momento la guerra al narcotráfico. Aseguró que ésta es una guerra saludable para el país. "Las fuerzas armadas colombianas están preparadas para respaldar esta lucha el tiempo que sea necesario". El ministro dijo que la mejor ayuda que puede recibir Colombia en estos momentos es que a nivel mundial se adelante una campaña sin cuartel contra el consumo de la droga. Esto mismo lo repitió, una vez más, el presidente Virgilio Barco en un discurso pronunciado el pasado jueves en la ciudad de Bucaramanga. El jefe del Estado aseguró que los países desarrollados han sido ineficaces en la lucha contra el consumo de drogas. Virgilio Barco se refirió también al ineficaz control fiscal que existe en muchos países, que ha permitido que el dinero del negocio de la droga se encuentre depositado en los paraísos financieros del mundo.

El jueves cayó en poder de las autoridades otro extraditable, Roberto Víctor Carlini. EE UU solicitó su extradición en 1987. Con Carlini son cinco las personas que podrían ser enviadas a la justicia norteamericana en los próximos días. Los otros extraditables detenidos son: Ana Beatriz Rodríguez, Bernardo Londoño, Alberto Gamboa, Abraham Najuat y Eduardo Martínez. El martes, el Gobierno debe decidir si ratifica o no la orden de extradición de este último. Martínez se convertiría así en el primer extradido durante esta guerra declarada por Colombia al narcotráfico.

Entre tanto, la vida política del país camina a paso lento. El absentismo ha sido el común denominador en estos días en el Congreso. Dos veces ha tenido que ser aplazado el estudio de la reforma constitucional por falta de quórum.

Por los pasillos del Congreso se dice que el absentismo es causado por el miedo. Varios congresistas están amenazados de muerte. Pero hay otro temor entre senadores y representantes. "En las fotos encontradas en los allanamientos aparecen muchos políticos al lado de los grandes mafiosos. Ojalá no empiece la cacería del brujo... El que esté libre de culpa que tire la primera piedra", confesó un parlamentario a EL PAÍS.