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COLMENAR VIEJO

Psicología del público

Hay toreros que añaden a sus adalides profesionales un gran conocimiento de la psicología del público. Saben que a la plaza acude una minoría de entendidos y una mayoría de espectadores festivos que van a los toros porque son las ferias. Este asistente fácil tiene, naturalmente, los mismos derechos a expresar su opinión y pedir trofeos para los diestros como el otro.Entre este catálogo de toreros es obligado incluir a Tomás Sonrisa Campuzano, que parece haber escrito la Enciclopedia psicológica del espectador taurino, pues es un avezado en la materia. Campuzano, que también es un clásico en los carteles cari toros de ganaderías duras, anda a gorrazos por esos pueblos de Dios dónde suele salir la tora boba. Y es que Colmertar parecía olvidar su inclinación torista. El cotarro se tragó, casi sin protestas, una corrida escasa de tipo, sin fuerzas y con el agravante de que los enmalvados animales embestian cuál chochones aborregados.

Maza / Ruiz Miguel, Campuzano, Castillo

Cinco toros del conde de la Maza y 6º de Jiménez Alarcón, terciados flojos, manejables. Ruiz Miguel: estocada despreridida (oreja); estocada corta (ovación). Tomás Campuzano: estocada caída (oreja); pinchazo y mediL (ovación). Pedro Castillo: tres pinchazos y estocada (dos vueltas); estocada atravesada y dos descabellos (oreja). Plaza de Colmenar, 30 de agosto. Quinta corrida de Feria.

Campuzano se merendó a Bizcocho, nombre de su primer enemigo, cuya muerte brindó, por el mismo precio, inicialmente a Yiyo y después al público. Largó miles de pases, intercalando sonrisas cómplices, y acabó con los recursos fáciles de las manoletinas mirando al tendido. La invalidez del quinto era tal, que ni con esos recursos de chundarata logró interesar.

Pedro Castillo, al que apoderan Víctor y Roca, empresarios de Colmenar, debía demostrar el porqué de figurar en el abono, más allá de este mérito. Teledirigido por el propio Roca, se la jugó con valentía, aunque también con todos los recursos pueblerinos: toreo de hinojos, aspavientos, pases mirando al tendido, sonrisas... Vulgar con las banderillas, destacó por la facilidad con que ligaba los muletazos o trapazos.

Ruíz Miguel se despidió de Colmenar también a gorrazos en dos premiosas faenas en las que brilló más la cantidad que la calidad. No obstante, en tarde de fruslerías taurómacas, la calidad la puso él mismo ¡con el capote!, con el que se gustó y trasmitió.

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