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Soderbergh: "Debemos hacer películas más inteligentes que las de la gran industria"

El director de 'Sexo, mentiras y cintas de vídeo' empieza un filme de gran presupuesto

Para Steven Soderbergh, el jovencísimo director norteamericano -26 años- de Sexo, mentiras y cintas de vídeo, con la que ganó el último Festival de Cannes, la aparición en Estados Unidos de jóvenes directores como Spike Lee, Jim Jarmush y Jonathan Demme no constituye un nuevo movimiento generacional, aunque haya similitudes entre ellos. Pero sí ve en ellos una reacción contra el cine comercial norteamericano. "Existe para nosotros la responsabilidad de hacer películas más inteligentes que las que fabrica la industria", dice. Soderbergh, a quien el cine europeo interesa mucho, está a punto de iniciar un nuevo filme de 12 millones de dólares.

Steven Soderbergh, director de Sexo, mentiras y cintas de vídeo, no se quita la cazadora que con grandes letras en la espalda promociona el filme de Spike Lee, Do the right thing, el otro joven realizador norteamericano que en estos días comparte con él la celebridad tras el festival de Cannes.Soderbergh sigue sintiéndose algo sorprendido por haber ganado el festival francés, porque insiste en que había otras películas mucho mejores que la suya.

Sin embargo, a sus 26 años, y tras haber realizado sólo algunos experimentos en el cine -a excepción de un documental sobre el grupo Yes-, Soderbergh tiene ahora entre manos un nuevo proyecto, una película producida por Sidney Pollack con un presupuesto de 12 millones de dólares (unos 1.440 millones de pesetas), 10 veces más que lo que costó hacer la película que lo consagró como el director más joven ganador del festival de Cannes.

"Sexo, mentiras y cintas de vídeo es en cierta forma el cierre de una etapa de mi vida, el fin de una década de obsesión introspectiva, y ahora empiezo una nueva", dice Soderbergh.

"Mi nueva película, The last ship, está basada en una novela de William Brinkley y es una especie de ficción especulativa. La palabra y el lenguaje tendrán también una parte importante, pero el aspecto visual es el que más me interesa".

"En realidad, Sexo, mentiras... es una excepción en mi filmografía. Es un filme que me gusta, pero no se parece a los otros que he escrito. The last ship está más cerca del tipo de película que quiero hacer. Leo mucho y me entusiasma mucho la idea de llevar al cine esta novela".

"Pienso que a pesar de la diferencia entre mis anteriores trabajos, todos ellos muy autobiográficos, sí se me verá en esta película, y aunque sean muy distintas, se podrá notar que Sexo, mentiras... y The last ship han sido hechas por la misma persona, que existe un estilo personal. Después de The last ship nadie volverá a compararme con Woody Allen".

Movimiento

Soderbergh surge como cineasta en un momento en que se revelan también otros jóvenes realizadores norteamericanos con un interés particular por temas complejos, explicados con sencillez y frescura."No puedo decir que formo parte de un movimiento, pero siento que existe una responsabilidad para los directores de cine norteamericanos de haceir películas más inteligentes de las que se ven normalmente. Desconrio cuando veo a un joven director que hace películas sobre otras películas, una especie de cine regurgitante, en lugar de ir hacia adelante, de empujar. Creo que yo voy a seguir haciendo lo que me indiquen mis instintos y, afortunadamente, mi personalidad y sensibilidad harán mis películas claramente distintas".

"Si pudiera analizarse el por qué del éxito de estos nuevos realizadores, yo diría que en gran parte es por la honestidad de su trabajo y porque tratan simplemente de personas. Creo que el público siempre tiene tiempo para ver una película que hable sinceramente sobre sus problernas".

En Sexo, mentiras... sólo hay cuatro personajes principales, aunque la cámara de vídeo actúa como un quinto carácter que desencadena una serie de situaciones. "Uno se pregunta si de no haber estado la cámara en funcionamiento los personajes hubieran dicho las mismas cosas", dice.

"El famoso cliché de la cámara nunca miente puede ser cierto, pero los que sí pueden mentir son los personajes. En este caso la cámara era un catalizador, ponerse delante de ella era una catarsis para los personajes. Yo pasé una etapa como John y luego hubo un cambio muy fuerte y me convertí en algo parecido a Graham, en la medida en que evitaba el contacto con la gente. Cuando superé esa etapa es cuando escribí la película".

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