Aroma
El aroma en el toreo es patrimonio de muy pocos. Tuvieron aroma Pepe Luis Vázquez, Antonio Bienvenida, Antonio Ordóñez, Manolo Vázquez. Lo tiene, ojalá que por muchos años, Curro Romero. Todos los aromas en el toreo no son iguales. Tópico resultaba, en los críticos clásicos, hablar de la fragancia del parque de María Luisa. También hay un tipo de toreo con aroma de cigarro habano. Hay otro olor, que no aroma, escatológico. Afortunadamente, desde el tendido, no se percibe por la pituitaria, sino por la vista. El aroma del toreo, evidentemente, es una metáfora, pero cuando se dice que un torero tiene aroma todos los aficionados lo entienden.Curro Vázquez es también un torero con aroma. En el cuarto toro iba rociando un bálsamo de habano caro en la pureza de los naturales, en los redondos, con la mano muy baja, en los ayudados, en los trincherazos. Y después, la fragancia del parque de María Luisa, que decían los críticos antiguos, en los adornos, en los kikirikís, en la forma de irse de la cara del toro. Volvió el aroma fuerte del cigarro habano, cuando tiró patas arriba al morlaco de una estocada hasta las péndolas. Después, en la vuelta al ruedo con las dos orejas en la mano, Curro Vázquez no portaba las flores que le tiraban las espectadoras. También los toreros antiguos, sostenían que las flores son para las tonadilleras. Para los toreros, los habanos.
Álvarez / Vázquez, Reina, Giménez
Cuatro toros de Manuel Álvarez, de aceptable presentación y buen juego, y dos de Rivera Ordóñez, bien presentados, el 5º excepcional, y el 6º deslucido por el picador. Curro Vázquez: estocada, dos descabellos (pitos); estocada (dos orejas). Luis Reina: estocada caída (oreja); pinchazo, estocada (oreja). Pepín Giménez: pasa a la enfermería. Lo mata Vázquez: estocada (silencio). Giménez: pinchazo, estocada (silencio). Vázquez y Reina salieron a hombros.Plaza de Almería, 26 de agosto. última corrida de feria.
Mala suerte
Su primero se rajó a poco de comenzar la faena. Curro Vázquez, ya desde el principio, se inhibió. Puede que, con dotes proféticas, advirtiera la posterior conducta del toro. Al que mató, cuando Pepín Giménez pasó a la enfermería, le hizo una faena de aliñó, con mucho gusto y torería.Pepín Giménez tuvo muy mala suerte. Al dar el segundo muletazo a su primer enemigo, lo prendió por la pierna izquierda. Pasó a la enfermería, y afortunadamente sólo tenía un puntazo, volviendo al ruedo durante la pausa de la merienda. Al sexto lo machacó el picador y no tenía un pase. Luis Reina, que sustituía a Juan Mora, toreó a su primer sobre ambas manos con poco temple. Sólo una serie con la derecha tuvo limpieza. El público, que no el presidente, le regaló una oreja. En el quinto estuvo mejor, aunque la calidad de la faena, con muletazos sobre ambag manos, no guardó correspondencia con la calidad del toro. Hubo momentos de brillantez, pero obviamente faltaba el aroma. Es que el aroma es patrimonio de muy pocos. Uno de ellos se llama Curro Vázquez.
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