"Stalin está con nosotros"

Un conjunto de personajes dispuestos a todo por defender a Stalin, rastreados en diferentes, lugares de la URSS a partir de las cartas de protesta llegadas a las redacciones de revistas; y periódicos, son los protagonistas del documental Stalin está con nosotros, realizado bajo la dirección de Tofik Shajverdiev.Los que expresan su admiración por Stalin son correligionarios de Nina Andreieva, como la profesora moscovita Kira Muratova, el mecánico de Tiflis D. Tevsadze, el taxista georgiano Davitashvili, el teniente y periodista de una revista penitenciaria A. Verlisov, el ex fiscal I. Shejovzov y un coro de veteranos entre los que hay antiguos colaboradores de la policía y delatores. Todos ellos cultivan la nostalgia de una sociedad cuyo modelo más próximo está, según Shajverdiev, en un centro penitenciario como aquel donde trabaja Verlisov, "donde hay seguridad social, derecho al trabajo, al descanso y a la educación". Shajverdiev llegó a convocar a sus estalinistas en Moscú, por cuenta del Comité Es tatal de Cine. "Yo quería ponerlos al desnudo para que cada persona viera objetivamente qué se esconde tras sus convicciones. No quería desacreditarlos, humillarlos, destruirlos, sino que comprendiéramos que en cada uno de esos personajes raros hay una parte de nosotros. Es decir, que nosotros, los soviéticos, no nos diferenciamos mucho de las personas que muestro en la película, es como un retrato exagerado de mí mismo. Yo también he sido educado así".

Shajverdiev no quería ser el desenmascarador de turno de Stalin. "Cuando leí las miles de cartas dirigidas a los periódicos y revistas comprendí que las más interesantes eran las de los partidarios de Stalin y no la de los adversarios. Lo que era audaz hace unos años, las ideas de nuestros demócratas, ahora se habían convertido en tópicos".

"La perestroika es para mí una vuelta al sentido común. Todas estas empresas de corte comunista no han sido sino la creación de una sociedad artificial, un alejarse de las relaciones naturales y del sentido común. Ahora, cuando hemos llegado al límite, debemos retornar al sentido común", explica Shajverdiev.