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Periodista, viudo y católico

El nombre de Tadeusz Mazowiecki, periodista de 62 años, viudo, padre de tres hijos, empezó conocerse más ampliamente en Polonia en la época de las huelgas que estallaron en la costa polaca en agosto de 1980 y en las que Mazowiecki jugó un papel importante como organizador de la asesoría de intelectuales a los obreros, que estaban luchando no sólo por los auimentos salariales, sino también por los derechos humanos y cívicos.En esa época, Mazowiecki esribió,junto con otros intelectuales, la carta de apoyo a los obreros, para desplazarse después a Gdansk y organizar una comión de expertos del Comité de huelga.

El historial político de Mazowiecki, sin embargo, mucho más largo, y se remonta a finales de los años cincuenta. En 1957 organizó uno de los primeros clubes de la intelectualidad católica, que abrieron la primera brecha en el monopollo del Partido Obrero Unificado Comunista (POUP, comunista) en el ámbito de las organizaciones sociales. Luego, en los años sesenta, fue diputado a la Dicta (Parlamento) por la agrupación católica Znak, la única en la historia de la Polonia comunista, erganización auénticamente independiente del partido obrero. A finales de los setenta, cuando empezaba a desmoronarse la Polonia levantada por el primer secretario Gierek sobre la base de los créditos occidentales, Mazowiecki organizaba, junto con otros intelectuales, una universidad ilegal.

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Un año en la cárcel

Durante los últimos 30 años Mazowiecki compaginó sus actividades políticas con el periodismo. Fue director de la revista Wiez (Unión), órgano del grupo católico Znak. En los años 1980-1981, en la primera época de Solidaridad, fue nombrado director del semanario del sindicato, y con la ley marcial estuvo encarcelado un año.

Una vez puesto en libertad se convirtió en el principal asesor de Lech Walesa. Desde hace tres meses es, de nuevo, director del semanario Solidaridad.

En el curso de las negociaciones de la mesa redonda entre el Gobierno y la entonces oposición, Mazowiecki encabezaba, por parte de Solidaridad, el grupo que debía solucionar el problema de la relegalización del sindicato. Para sorpresa de muchos, el grupo clue parecía más polémico fue el primero en terminar sus trabajos y tuvo que esperar más de seis semanas para la conclusión de las negociaciones en otras comisiones.

El éxito se debió, indudablemente, al talento de Mazowiecki como negociador. Sin embargo, queda por ver en qué medida Mazowiecki, un hombre de gran talento, pero bastante tímido, será capaz de ganar a la opinión pública. Mazowiecki no tiene la personalidad carismática que Polonia necesita en estos momentos para salvar la crisis política con la que se enfrenta.

Hace cuatro meses, después de las negociaciones de la mesa redonda, dijo: "Asumimos la responsabilidad de la situación y la corresponsabilidad con el Estado". Esta frase suena ahora como una profecía.

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