De Klerk pide "valentía contra la violencia" al asumir la presidencia de Suráfrica
Frederik W. de Klerk expresó ayer, al tomar posesión de la presidencia de Suráfrica, su deseo de que sus compatriotas tengan "la valentía y la visión necesarias para acabar con el ciclo de violencia y conflictos". El presidente del Partido Nacional, en el Gobierno, que asume el cargo hasta que las urnas lo conrirmen, con toda probabilidad en las elecciones del 6 de septiembre, sustituye a Pieter W. Botha. El presidente Botha había presentado su renuncia el día anterior al entrar en conflicto con su propio Gabinete respecto a un viaje que De Klerk y el ministro de Exteriores, Roelof Pik Botha, han de efectuar el día 28 a Zambia, y al que él se oponía. El Congreso Nacional Africano (ANC), principal grupo anti-apartheid, tiene sus mayores bases en Zambia.
De Klerk, de 53 años (20 menos que Botha), prometió una nueva era política durante su mandato y aseguró que la historia acaba de ofrecer a Suráfrica "una ocasión para iniciar un proceso de cambio pacífico", en alusión a la posibilidad de superar las tensiones raciales que han marcado los 11 años de Botha en el poder.En una entrevista periodística, De Klerk dedicó grandes elogios a su predecesor, del que reconoció que inició importantes reformas, y lamentó que su "estado de salud" le haya impedido concluir su mandato. En realidad, aunque la salud de Botha sea frágil (sufrió un ataque al corazón el pasado mes de enero), no ha sido ésa la razón de su dimisión, sino las diferencias internas en el seno de su propio partido que, con la elección de De Klerk como líder y candidato presidencial, apostó, aparentemente, por una línea más pragmática y flexible que la del veterano dirigente.
El propio Botha dijo en su mensaje de despedida, pronunciado el pasado lunes: "No aprobaré una visita a Kaunda [jefe de Estado de Zambia] en esta fase". Una declaración que ilustra las diferencias con De Klerk y con los miembros del Gobierno y de la dirección del Partido Nacional, que se pusieron abiertamente del lado del, desde ayer, nuevo presidente. Botha aseguró también que sus ministros le estaban ignorando y que no le quedaba otra alternativa que la de dimitir. Incluso aludió expresamente a que en la reunión clave del Gabinete se le insinuó que utilizara la excusa de su salud para renunciar honrosamente, a lo que él se negó.
Derrota del 'apartheid'
Un dirigente del ANC aseguró ayer en Lusaka, la capital de Zambia, que la dimisión de Botha muestra el fracaso de la política de apartheid (segregación racial), hasta ahora consustancial con el régimen surafricano, basado en la supremacía de la minoría blanca. Tombo Mbeki, responsable de Asuntos Exteriores del ANC, hizo un llamamiento a De Klerk para que dialogara con la mayoría negra. "Sería una locura que continuase defendiendo el apartheid', añadió. En su opinión, el nuevo presidente debe recordar el mensaje que Nelson Mandela, el encarcelado dirigente negro, lanzó tras su reunión con Botha a comienzos de julio: "Si el régimen está interesado en un arreglo pacífico del conflicto, debe hablar con el movimiento democrático masivo y, específicamente, con el ANC". Precisamente la liberación de Mandela, que lleva 27 años en prisión, será una de las cuestiones que pongan a prueba la voluntad de cambio del presidente De Klerk.El representante de la guerrilla negra surafricana dijo que ésta se prepara para un posible comienzo de conversaciones con Pretoria y que piensa presentar su postura el próximo lunes en Harare (Zimbabue) en la reunión del comité ad hoc, de 14 países, de la Organización para la Unidad Africana (OUA) sobre Suráfrica. Mbeki afirmó que él mismo representará probablemente al ANC, ya que el máximo dirigente, Oliver Tambo, sigue hospitalizado en Londres, aquejado, oficialmente, de agotamiento.
Otro dirigente del ANC, Joe Modise, aseguró, también en Lusaka, que el movimiento "está efectuando serios preparativos para efectuar una escalada en la lucha armada" contra la segregación racial.
Modise, mucho más radical en sus manifestaciones que Mbeki, se mostró convencido de que De Klerk "será el último de los dirigentes ilegítimos" de su país y que todo cese de hostilidades debe llegar por un acuerdo entre las partes. "No hay ninguna posibilidad de que el ANC suspenda unilateralmente la, lucha armada", dijo.
Entre tanto, los dirigentes ecleasiásticos surafricanos, incluyendo al obispo anglicano negro Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz, respaldaron una campaña de desafio al apartheid efectuada ayer. Además, a partir del jueves se celebrarán manifestaciones ilegales y se desafiará la prohibición de acceso a algunos lugares públicos, como las playas sólo para blancos.
Tutu, por otra parte, urgió a De Klerk a que declarase inmediatamente una amnistía para los presos políticos, levantara el estado de emergencia (impuesto hace tres años) y eliminara las restricciones a las organizaciones que luchan contra el apartheid. Sin embargo, declaró que no esperaba grandes cambios con el nuevo presidente, quien ha dicho que implantará un plan de cinco años para reformar el régimen y dar a los negros un papel limitado en el Gobierno. "Cuando se ha visto a un nacionalista, se ha visto a todos", aseguro el premio Nobel. "Lo único que quiere es darnos un apartheid ligeramente descafeinado".
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