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El Papa pide a Siria que no sea otro Caín en Líbano

El papa Juan Pablo II pidió ayer a Siria, en nombre de Dios, que no se convierta en un nuevo Caín responsable de la muerte de su hermano libanés, denunció las responsabilidades internacionales en el "genocidio" de Líbano y manifestó su deseo de ir ahora a este país. Wojtüa, que se emocionó hasta el ¡llanto al pronunciar su mensaje, hizo este llamamiento en su residencia veraniega de Castelgandolfo durante su tradicional oración del Angelus. Mientras, en Beirut proseguían ayer los salvajes enfrentamientos reanudados el jueves entre mulsumanes y cristianos. Javier Pérez de Cuéllar, secretario general de la ONU, por su parte, solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad para tratar sobre la crisis.

[Pocas horas después de haber recibido la petición de Pérez de Cuéllar, el Consejo de Seguridad, instancia máxima de la ONU, inició, cerca de la medianoche (hora de España) una sesión "de consultas" sobre el agravamiento de. la crisis en Líbano, informa France Presse].

"En nombre de Dios, en nombre de Dios", gritó el Papa ante numerosos peregrinos de todo el mundo. "Me dirijo a las autoridades sirlas para pedirles que cesen los bombardeos que intentan destruir la capital de Líbano y todo el país. Que no sea como Caín, que fue culpable de la muerte del hermano".

Pocas horas antes, Juan Pablo II había sido informado de que una mujer murió el lunes en un refugio libanés mientras daba a luz, y que se habría salvado si alguien la hubiese llevado a un hospital. A su hija la bautizaron con el nombre de Paz.

Pero no sólo Siria fue ayer blanco de las durísimas críticas lanzadas por el Papa. Wojtila, saliéndose del texto preparado, añadió en su discurso la palabra "genocidio" para definir la actitud internacional frente a Líbano: "Ante los ojos del mundo se está consumando un genocidio que implica la responsabilidad de toda la comunidad internacional en el proceso que está conduciendo a la destrucción de Líbano". Se trata en realidad, añadió el Pontífice, de "una amenaza para todo el orden de la vida internacional". Una amenaza "moral", pero no menos "dolorosa", ya que "también para la vida internacional es válido el principio según el cual no es lícito asesinar al más débil, y quien así actúa se hace responsable ante Dios,juez supremo, y ante la justicia de la historia humana".

Por último, el Papa confesó que desde hace tiempo desea ir personalmente a visitar Líbano, pero que se le había aconsejado "esperar por el momento, dadas las circunstancias". Wojtila añadió: "En estos días, dichas circunstaricias han empeorado, y aún más que antes siento el imperativo interior de ir a Líbano, y rezo con el fin de que no se interpongan nuevas dificultades para el cumplimiento de este ministerio pastoral". Sus palabras fueron enseguida interpretadas como expresión de su firme voluntad de realizar tal viaje, y cuanto antes, tal vez a la vuelta de su viaje a Santiago de Compostela y, Covadonga.

También el presidente norteamericano, George Bush, se refirió ayera la situacion en Líbano, que hace que tenga, dijo "el corazón literalmente roto", y subrayó que las potencias extranjeras sólo pueden tener un papel limitado para ayudar a una solución.

Beirut, mientras, seguía ayer siendo escenario de enfrentamientos terrestres y artilleros entre las fuerzas sirias y sus aliados musulmanes libaneses, de un lado, y el sector del Ejército libanés que dirige el general Michael Aciun, de otro, y que en estos días se han cobrado 122 muertos.

Ciudad fantasma

Fuentes independientes, sin embargo, han asegurado que los últimos bombardeos han comenzado con la iniciativa de las fuerzas de Damasco. El Ejército sirio sufrió ayer varias bajas en el norte de Líbano: 15 soldados resultaron muertos o heridos, según ftientes de seguridad. En los días pasados, las baterías del sector cristiano tardaban varias horas en responder, en un intento de hacer resaltar lo que califican de responsabilidad siria".

Beirut se lla convertido más que nunca en una ciudad fantasma. Aunque alguien lograra olvidarse de los bombardeos, sólo la impresión de las calles desiertas a la una de la tarde produce estremecímiento. En la comercial calle Harnra,a la que ni siquiera 14 años de guerra han logrado desplazar corrio centro comercial de la ciudad, ni una sola tienda está abierta. Los agujeros en la calzada dan testimonio de los últimos obuses caídos.

"La gente ha huido y prefiere meterse siete horas en el coche todos los días que quedarse aquí", comenta un residente poco antes de salir para Europa, tal vez para no volver. Desde el sur, refugio obligado de quienes no pueden ¡rse al extranjero, vuelven cada mañana a atender sus negocios, vigilar sus casas o recoger enseres. Apenas unas horas. Luego, regresan a esos pueblecitos que abandonaron cuando eran jóvenes.

Incluso los cristianos que en 1983 y en 1985 se vieron obligados a huir, en un verdadero éxodo interno, de algunas regiones bajo supremacía musulmana, regresan ahora a sus antiguos hogares. El miedo ha podido más que el rencor. Rmaile, Kraye y Magduche, entre otras localidades, han acogido a familias enteras.

Quienes han perdido toda esperanza y optado por salir de¡ país han vivido verdaderos infiernos sorteando obuses para alcanzar el puerto de Yunié, única vía hacia el exterior para los habitantes de ese sector. La madrugada de ayer, cuando un equipo de Televisión Española y la enviada especial de este periódico se disponían a abandonar Líbano por esa vía, las escenas de pánico se repitieron una vez más. Proyectiles sirios hicieron blanco en el recinto portuario. En el interior de la sala de espera, donde se tramitan las formalidades de emigración, los pasajeros se tiraron al suelo. En aquella situación humillante, no podían ocultar el miedo.

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