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Israel 'prefiere' al enemigo sirio

"Los sirios no tienen en cuenta en absoluto las normas del mundo civilizado. Una capital es sistemáticamente destruida y el inundo permanece indiferente", declaró, si no reprochó, el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Moshe Arens, a Thomas Pickering, embajador de Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas. Éste se acaba de reunir en Jerusalén con el primer ministro Isaac Shamir, con Arens y con el ministro de Defensa, Ísaac Rabin.

¿Por qué el presidente nortearnericano, George Bush, ha enviado a Pickering a Israel? Por la cuestión de los rehenes, sin duda. Pero ante todo para conocer las intenciones y puntos de vista israelíes ante la ofensiva siria contra las fuerzas cristianas del general Michel Aoun.

La mayoría de los expertos militares en Israel son unánimes: el presidente sirio está decidido a romper la resistencia cristiana, a cazar al general Aoun. En este enfrentamiento, el presidente sirio, Hafed el Asad, no puede permitirse dar marcha atrás, a riesgo de perder el control de Líbano. Las intervenciones diplomáticas francesa y norteamericana llegan demasiado tarde.

"Las grandes potencias han decidido sacrificar a los cristianos y, Asad lo sabe", dice un coronel israelí relacionado con los asuntos libaneses. E Israel, ¿acaso puede permanecer al margen, mientras las milicias cristianas del general Antoine Lahad han sido sus aliados en el sur de Líbano? "No es cuestión de intervenir en los asuntos internos libaneses", declaró el ministro y general de reserva Mohta Gur, ex jefe de Estado Mayor israelí. "Un gobierno anterior [el de Menahem Begin] ha ya oído el canto de sirenas de un hombre irresponsable [el general Ariel Sharon] y ha enviado tropas a poner orden en Líbano. Sabemos cual fue el resultado", añadió Gur. Israel no intervendrá. Sobre todo teniendo en cuenta que se sintió traicionado por los políticos de las milicias cristianas de Beirut en los años 1982 y 1983.

Después de una derrota del general Michel Aoun, según una escuela de pensamiento estratégico israelí, el Líbano se convertirá en una especie de protectorado sirio. La situación será más clara. En lugar de deber tener en cuenta a los shiíes de Amal, de Hezbolá, a los palestinos, a los drusos de Jumblat, Israel mirará en una sola dirección: Damasco. Ya en el pasado, los acuerdos tácitos con los sirios fueron escrupulosmente respetados por Damasco. Israel prefiere tener un enemigo jurado, pero responsable, a una docena de milicias hostiles, enemigos entre sí, e irresponsables.

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