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DANZA

Una mina sin explotar

Compañía de Danza Pilar SierraLas brujas. Coreografía: Pilar Sierra. Música: Lourdes Vera. Doña Rosita. Coreograria: Pilar Sierra. Música: Granados. Teatro Rojas, Toledo. Viernes 27 de julio. JULIA MARTÍN

La coreógrafa Pilar Sierra presentó el pasado viernes en el teatro Rojas de Toledo sunuevo espectáculo, Las brujas, basado en los conceptos expresionistas de Mari Wigman, junto a una segunda versión de su Doña Rosita, que estrenó hace dos años en el Festival de Otoño.En Las brujas usa la técnica de extensión y peso iniciada por Wigman, así como sus claves estétícas -volúmenes humanos con telas y máscaras, signos orientales, exageración de manos y cabezas, etcétera-, produciendo un ballet mágico de momentos visuales hermosísimos, pero que obliga, con su incisiva racionalidad, a no instalarse en la visión relajada de la belleza, conseguida con una pensada sencillez escénica, para buscar el porqué de cada impulso, figura estática o movimiento de grupos.

Sierra presenta esa verdad demostrada del miedo del poder ante la fuerza de la cultura con la ingenuidad, ternura y dibujo perfilado de un cuento antiguo. Con una percusión sencilla que marca permanentemente el ritmo de movimiento y subraya el ambiente denso y atrapador del sortilegio, un conjunto bien aleccionado y del que Sierra saca máximo partido, explica esta historia de brujas, pintada de suavidad por el vestuario y la luz.

Doña Rosita cae en la filigrana coreográfica, donde se advierte la amplitud de estilos que Pilar Sierra domina y el alcance liberador de su técnica. El planteamiento contiene un riguroso estudio del personaje lorquiano condicionado por la mentalidad y el ritmo de la época.

Paloma García (Rosita) y Pedro Mingueza (ama) hacen una interpretación teatral espléndida, matizando el ritmo y la expresión musical con sensibilida. y versatilidad de movimientos. El tema llega a toda su crudeza después y la escena toca con el surrealismo. El impacto es brutal. Las imágenes -sobrecogedoras-, de explicación freudiana, atrapan a Rosita, que se desplíega bailarina, técnica y expresiva. Terminada la alucinación, el ama recoge maternalmente a la vieja y bailan un conmovedor paso a dos.

El espectáculo fue acogido con aplausos cerrados e insistentes, y comentarios de admiración hacia el trabajo minucioso y sabio de la coreógrafa aragonesa. Una reclamación estuvo en boca de todos los seguidores de su obra: ¿hasta cuándo Pilar Sierra va a continuar en precario? Ante sus 30 años de trabajo como coreógrafa maestra intelectual de la danza, los programadores y gestores demuestran con su pasividad e indiferencia, cuanto menos, una gran falta de instinto y responsabilidad.

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