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La marea de algas ocupa el Adriático

La invasión de sargazos en la ribera noreste italiana empeora y se extiende hasta alcanzar las costas yugoslavas

Juan Arias

La invasión de las algas que están asesinando el Adriático al ahuyentar a turistas italianos y extranjeros y provocar el pánico en la floreciente industria hotelera de aquella zona, no conoce fronteras. Ya han empezado a aparecer hasta en las costas de Yugoslavia. Según la capitanía del puerto de Ancona, la situación "está empeorando día tras día" y en Italia abarca ya las regiones de Friuli, Veneto, Emilia-Romaña, Marche y Abruzos. El problema es tan grave que ayer el nuevo presidente Giulio Andreotti propuso afrontar el "veneno del Adriático" como uno de los primeros objetivos de su recién estrenado Gobierno.

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El Gobierno italiano comunista en la sombra se traslada hoy en pleno a Rimini para afrontar sobre el terreno la invasión de algas y presentar un plan alternativo al del Gobierno, al que acusa de haber dejado "pudrirse" la situación. De hecho, ningún ministro se ha atrevido a presentarse en las regiones afectadas para abordar el problema. "Temen un linchamiento", dice la gente, indignada. En realidad, el mar Adriático se está quedando sin oxígeno; no sólo la gente no se atreve a bañarse, sino que los peces se mueren y dejan en la ruina a más de 1.000 pescadores, hasta el punto de que este año se ha adelantado en 15 días todo tipo de pesca en el Adriático.Según ha anunciado el presidente de la cooperativa de pescadores, Selmino Mantovani, la descomposición de las algas y la falta de oxigenación han destruido ya todos los mejillones de la zona de Goro, 30.000 kilos, lo que ha supuesto una pérdida de 400 millones de pesetas. Los lenguados y calamares han desaparecido. Los pescadores, desesperados porque sus redes sólo atrapan algas o pescado muerto, han tomado la iniciativa de llevar a cabo una especie de "respiración boca a boca" saliendo en masa para agitar las aguas a una cierta profundidad a dos millas de la costa con el fin de oxigenar artificialmente las aguas' sin vida. Nunca se habían visto tantos miles de barcos de pescadores en el Adriático. Alguien llegó a hablar de "desembarco de Normandía". Los resultados fueron muy limitados y la desilusión y la rabia han vuelto a apoderarse de ellos.

Un picor horrible

El nuevo ministro de Asuntos Exteriores, el socialista Gianni de Michells, es un gran frecuentador de las discotecas de Rímini, a las que ha calificado de estar entre las mejores del país en su libro ¿Dónde vamos a bailar esta noche? Durante su primera entrevista como responsable del ministerio, concedida precisamente en una de estas discotecas, adonde había ido a celebrar su nombramiento, De Michelis se mostró pesimista al afirmar que los italianos y visitantes, amantes de la costa adriática, deberán "resignarse a la calidad decadente del mar". Solicitado por la gente a que tomara un baño en aquellas aguas, se negó rotundamente.Mientras tanto, el fenómeno algas del Adriático está empezando a crear una verdadera psicosis incluso en mares limpios como el de la Spezia, en la región de Liguria, de donde la gente huía presa del pánico hasta la isla Palmaria, porque les había entrado de repente un picor horrible en todo el cuerpo. Analizada la situación, se ha sabido que todo se debe al aumento cíclico de moluscos de plancton de la especie Crecis acidula. Según los médicos, ocurre todos los años, pero esta vez, "bajo la psicosis" de las algas, no sólo no lo han advertido mayor número de personas, sino que se han asustado más que otras veces. Los responsables de las cinco regiones afectadas han lanzado un SOS pidiendo la presencia en la zona del nuevo presidente Andreotti Según dichas autoridades, ya no sirven las soluciones de emergencia, ni siquiera la lluvia de millones que son necesarios, pues existe el riesgo de que sirvan sólo como "remiendos".

La más rica del país

El presidente de la región de Marche, Emidio Massi, afirmó ayer que el problema "es estructural" y que la única solución es "una política ambiental y económica basada en estrategias concretas", una política, añadió, que hasta el momento "ha estado aquí totalmente ausente".A su vez, el presidente de la importante región de Emilia-Romaña, Luciano Guerzoni, una de las más ricas y organizadas de país, ha propuesto nombrar un alto comisario del Gobierno con plenos poderes para abordar el problema de las algas. Según las autoridades regionales, no hacen falta nuevos "burócratas", sino una "voluntad política" de querer resolver el problema.

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