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El pase de pilotos militares a compañías civiles pone en riesgo de parálisis a la Fuerza Aérea Española

Miguel González

La Fuerza Aérea Española corre el riesgo de una virtual parálisis como consecuencia del problema provocado por el pase de pilotos militares a las líneas aéreas comerciales, donde se hallan mejor retribuidos. Este trasvase había sido limitado recientemente por el Ministerio de Defensa, que alegaba razones de interés nacional para bloquear solicitudes de retiro. Sin embargo, una sentencia de la Audiencia Nacional, difundida el ¡pasado miércoles, dando la razón a un piloto que había recurrido ante esta negativa, da vía libre para una resolución positiva de otras peticiones de baja, que ya habían sido cursadas. En su sentencia, la Audiencia Nacional indicaba que "no hay más remedio" que condenar a aquel departamento ministerial ante la falta de una norma que regule estas situaciones.

Hasta octubre pasado, Defensa concedió el retiro voluntario a unos 140 pilotos del Ejército del Aire y la Armada, que se incorporaron en su mayoría a la aviación comercial, donde llegan a triplicar sus ingresos. En esa fecha, el departamento que dirige Narcís Serra tomó conciencia de la magnitud del problema, al ver que la falta de pilotos empezaba a afectar al cumplimiento de sus misiones por las respectivas unidades.El ministerio decidió entonces bloquear todas las nuevas peticiones de baja. Los casi 140 pilotos que a partir de ese momento pidieron el retiro -algunos de ellos retiraron su solicitud, por lo que la cifra actual es de 118- recibieron primero la callada por respuesta, y más tarde, un lacónico escrito en el que se les decía que su petición no podía ser atendida, por razones de defensa nacional, durante un período indeterminado.

Buena parte de los afectados recurrieron ante la Audiencia Nacional, amparándose en la ley de protección de los derechos fundamentales, por considerar que eran objeto de una discriminación injustificada con respecto a sus compañeros a los que meses antes se les había concedido la baja.

En la primera sentencia dictada, a iniciativa del capitán Juan Bautista Pérez Francés, la Sala de lo Contencioso-administrativo de la Audiencia Nacional dió la razón al demandante y criticó al ministerio por denegar su petición de retiro "sin fundarse siquiera, o establecer una norma que permita aquella denegación, o expresar de modo general un principio o nueva interpretación que la dilate durante un período conocido y razonable, o finalmente que establezca, si las normas lo permiten, un condicionamiento temporal igual para todos". En estas condiciones, concluye el tribunal, "no hay más remedio" que considerar la resolución de Defensa "contraria al derecho del recurrente de ser tratado de modo igual que lo han sido los demás oficiales a quienes se aceptó la renuncia" a su condición de militar.

De poco le ha valido a Serra advertir a los jueces que la concesión de todas las bajas solicitadas podría reducir al 73% los efectivos de la Escala de Vuelo, lo que afectaría a las misiones que desarrollan las Fuerzas Armadas, y de poco le ha valido recurrir ante el Tribunal Supremo, ya que el recurso no suspende la ejecución de la sentencia. Su única esperanza radica en que, al tener los fallos efecto individual y no colectivo, la lentitud de la justicia permita espaciar en el tiempo la concesión de las bajas y así poderlas suplir con nuevas incorporaciones. La Fuerza Aérea cuenta actualmente con unos 700 pilotos operativos.

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Cursos de especialidad

El ministerio pretende sustituir a los, que se marchen con los 40 tenientes recién salidos de la Academia General del Aire de San Javier (Murcia) y con los 50 integrantes de la primera promoción de pilotos de complemento. Para ello se están acelerando al máximo los cursos de especialidad, ya que en condiciones normales los nuevos pilotos no serían aptos hasta la primavera del año próximo, y Defensa no cuenta con tanto tiempo. Además deberá compaginar la ejecución obligada de las sentencias que vaya dictando la Audiencia Nacional con la concesión del retiro por orden de antigüedad.

La marcha de los pilotos militares a las líneas aéreas comerciales no es un asunto coyuntural ni exclusivo de España. Técnicos del ministerio estiman que al menos hasta 1993 la demanda de la aviación comercial seguirá robando efectivos a las Fuerzas Armadas. Por su parte, la mayoría de los países de la OTAN consideran que este asunto es el que más afectó el pasado año a la operatividad de sus unidades.

Para afrontarlo, Defensa ha adoptado ya una serie de medidas: la primera ha sido la creación de la escala de pilotos de complemento, que prestarán servicio en la Fuerza Aérea durante ocho años y luego abandonarán la milicia; la segunda, la introducción en la ley del Personal Militar de un precepto que obliga a los pilotos de acadenúa a permanecer en las Fuerzas Armadas durante 15 años; la última, el aumento de sus retribuciones mediante complementos específicos singulares, que acortarán la distancia entre lo que ganan en el Ejército y lo que ganarían en la aviación comercial.

Sin embargo, la primera promoción de pilotos de complemento aún no ha salido, la ley del Personal Militar no entrará en vigor hasta el 1 de enero de 1990, y los complementos retributivos no se han puesto aún en práctica. A Defensa le quedan, por tanto, unos meses en los que, apurando al máximo las posibilidades legales, tendrá que hacer encaje de bolillos para evitar el riesgo de paralización de la Fuerza Aérea.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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