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Una historia de mujeres

La mayoría de los 34 refugiados son mujeres y niños, porque los hombres libaneses carecen de la nacionalidad española y tienen algo que guardar: el negocio familiar, un empleo, la casa.Es una historia de mujeres ésta de la repatriación, y también es una historia sin final previsto. Porque la gran mayoría dice que va a volver en cuanto la situación se aclare y puede que incluso si no se aclara, como contaba a esta periodista una libanesa cristiana, Ginette, que regresó a Beirut en el Santa María desde Chipre, haciendo el camino inverso a nuestros españoles, después de cuatro meses de autoexilio en Chipre: "De Líbano uno no se va nunca, aunque ahora mismo, con estas bombas que están cayendo, me tiro de los pelos por haberme metido en el barco".

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La salida del infierno

La historia de mujeres incluye a aquéllas que se van llorando porque su marido se queda en peligro, incluso de viudas.

María Jesús de Melero Pereira es una de ellas. Se casó con un druso; hace poco éste murió repentinamente -una muerte natural en Beirut-, y ella se encontró con la típica jugarreta familiar: sus suegros no reconocen el matrimonio con una mujer de distinta religión y no va a ver ni un duro de su dinero.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
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