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El Kremlin no logra dominar la huelga minera

Pilar Bonet

El Kremlin envió ayer una nueva delegación a la región carbonífera de Kuzbas, en Siberia, para tratar de evitar que la huelga, sin precedentes en la historia de la URSS, se extienda a otras regiones. Las negociaciones de la anterior delegación gubernamental, presidida por el ministro del Carbón, Mijail Shadov, y el comité regional de huelga habían fracasado ayer, según informaba el vespertino Izvestia. Las huelgas de Kuzbas afectaban a 110.000 personas el domingo, y a consecuencia de ellas, varias empresas metalúrgicas y centrales eléctricas estaban al borde del paro ayer.

Así lo afirmó el primer ministro, Nikolai Rizhkov, que habló ante el Parlamento soviético. Kuzbas es una de las dos grandes zonas carboníferas de la Unión Soviética, con una producción de unos 150 millones de toneladas al año. En la otra, Donbas, en Ucrania, los mineros siguen con atención el desarrollo del conflicto, según manifestó ayer ante el Parlamento un diputado de Donbas.La agitación social de Kuzbas, protagonizada por obreros que parecen organizarse con gran eficacia y entre los cuales surgen líderes que eran desconocidos hasta ahora, introduce un elemento cualitativamente nuevo en la perestroika y abre un capítulo que recuerda la situación en Polonia en el verano de 1981, en opinión de analistas políticos soviéticos, muy preocupados por las consecuencias de los sucesos.

Victor Medicov, un diputado de Kuzbas, se hizo ayer portavoz de las reivindicaciones políticas de los mineros y pidió en el Parlamento que se celebren elecciones locales cuanto antes. El diputado pidió también que Mijail Gorbachov, y Nikolal Rizhkov se desplacen a Kuzbas, y acusó a la Administración y a los sindicatos locales de no haber hecho nada por evitar la huelga.

Tales reproches sonaban mientras en el Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) se reunían los secretarios de partido de repúblicas y regiones para abordar la crisis en el partido, afirmaban fuentes informadas. Los funcionarios locales del PCUS, atemorizados por una previsible derrota, quieren lograr un retraso de las elecciones locales, previstas para la primavera.

Mensaje de Gorbachov

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El líder Mijail Gorbachov y el jefe del Gobierno, Nikolai Rizhkov, enviaron el domingo un mensaje a los obreros en huelga, según dijo Rizhkov ayer ante el Parlamento soviético que concluyó el debate sobre la composición del Gobierno en un clima de crispación y cansancio.

La comisión enviada a Kuzbas está formada por Nikolai Sliunkov, miembro del Politburó y secretario del Comité Central del PCUS, el primer vicepresidente del Gobierno, Lev Voronin, y el jefe de los sindicatos, Stepan Shalaev. El ministro del Carbón, Mijail Shchadov, negoció el domingo por la noche y ayer con delegaciones de los comités de huelga de todas las ciudades mineras de Kuzbas.

A juzgar por las informaciones de Izvestia, Moscú no ha podido evitar la formación del comité de huelga de toda la región de Kuzbas, que, según Pravda, debía fundarse ayer, en un encuentro de delegaciones de huelguistas, en la ciudad de Prokopevsk. Pravda señalaba que muchos mineros, y entre ellos el comité de huelga de Kemerovo, no saben hasta ahora que las reivindicaciones de Mezhdurechensk, el foco inicial de los conflictos, han sido satisfactorias en lo que se refiere al aumento de sueldo para los turnos nocturnos, concesión del status de empresa estatal a las minas e independencia económica. La situación en la región es "extremadamente tensa", escribía Pravda, que consideraba el comportamiento de los huelguistas como disciplinado y organizado.

Plazo de siete días

Rizhkov instó ayer al Parlamento a examinar urgentemente el proyecto de ley de conflictos de grupo, que en la práctica supone una regulación de la huelga. El proyecto, presentado por los sindicatos, prevé un plazo de siete días para regular los conflictos entre la Administración y los obreros, según dijo a esta corresponsal el Jefe de relaciones internacionales de los sindicatos, Guenadi Yanaev. En los últimos dos años, en la Unión Soviética ha habido más de 80 huelgas laborales, sin contar las huelgas políticas, dijo Yanaev.

"No puedo decir que a partir de ahora vaya a haber menos", dijo el funcionario, que rechazó el paralelismo entre las huelgas de Polonia en 1981 y las soviéticas, señalando que, en Polonia, el sindicato Solidaridad -en 1981 - era ante todo una organización política, en tanto que los conflictos soviéticos tienen un carácter "concreto y real". Un grupo de diputados soviéticos preparaban ayer un mensaje a Gorbachov pidiéndole que fuera consciente de la gravedad de los conflictos en Kuzbas, según manifestó el diputado Alexei Yablokov, biólogo ecologista.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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