El misterio de 'Hamlet'
Las obras de William Shakespeare son tratados universales sobre la ambición, el poder, la intriga y el amor, textos sublimes que no todos los estudiosos de sus dramas creen fueran escritos por el Shakespeare que se venera en Stratford-upon-Avon, un hombre de origen humilde que no dejó al morir ningún legado explícito que lo relacionara con la obra que se le atribuye.Mark Twain, Walt Whitman, Heriry James y Sigmund Freud están entre quienes no creyeron que el de Stratford pudiera haber escrito Macbeth o El mercader de Venecia. El testamento de William Shakespeare no menciona libros, ni manuscritos, ni obras de teatro, ni poemas; es el de un hombre de negocios, no el de un hombre de letras.
No se conserva ningún texto que fuera escrito por William Shakespeare y en la media docena de firmas que se reconocen como suyas, el nombre aparece mal garabateado y deletreado de forma diferente.
La falta de documentos y el misterio que rodea a la identidad del autor de Hamlet -fue precisamente en el teatro El Globe de Londres, erigido en 1599, (el más estrechamente asociado con Shakespeare, teatro del que fue copropietario) donde se estrenó Hamlet, Rey Lear, Otelo y Ricardo III. Un cañonazo disparado durante una representación de Enrique VIII provocó un incendió que lo destruyó en 1613, aunque inmediatamente fue reconstruido en el mismo lugar- ha generado una sucesión de teorías. La última de ellas atribuye el opus shakespeariano a Edward de Vere, duque de Oxford, miembro de una familia siempre cercana al poder cuya ajetreada vida tiene paralelismos con las profundas experiencias narradas por Shakespeare.Stratfordianos y oxfordianos defienden con ardor a sus respectivos candidatos, los unos tratando de llenar el vacío con suposiciones lógicas y los otros ajustando detalles de poemas y dramas a la peripecia vital del aristócrata, presuntamente obligado a ocultar su identidad por las convenciomes sociales de la época. Mientras, millares de personas ajenas a la disputa profesoral visitan cada día la villa de Stratford, atraídas por la fuerza de unos textos que retratan de forma sublime la condición humana.
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