Horn:"Replicaríamos al rearme rumano"
El ministro de Exteriores húngaro, pesimista con el régimen de Ceaucescu
HERMANN TERTSCH, El ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Gyula Horn, ha advertido que si Rumanía adopta medidas concretas de rearme, el Gobierno de Budapest tendría que extraer las consecuencias oportunas del hecho y tomar contramedidas. Horn declaró a EL PAÍS en la capital húngara que las relaciones con Rumanía son tensas en extremo, y que él, personalmente, es pesimista con respecto a la evolución de las mismas. El ministro de Asuntos Exteriores húngaro calificó de "amenazas dirigidas a amedrentar a la población húngara" las declaraciones de Ceaucescu sobre la capacidad de Rumanía de producir armas nucleares.
"Son maniobras psicológicas para amedrentar a la población pero no podemos infravalorar estas manifestaciones". Horn manifestó no tener pruebas de que, como han informado diversos medios occidentales, Rumanía esté gestionando la compra de misiles de medio alcance en Argentina, capaces de alcanzar Budapest."El Gobierno húngaro no tiene constancia de esto y tampoco ha tratado la cuestión. Sí puedo decir que en caso de tener informaciones fidedignas y concretas al respecto, nosotros habríamos de adoptar contramedidas", dijo. Horn subrayó que en el actual proceso global europeo hacia el desarme, el surgimiento de nuevos elementos militares no puede ser ignorado por nadie y "menos por nosotros como vecinos. No sólo sería malo, sería también anacrónico. Las declaraciones de Ceaucescu van contra los tiempos que corren". Horn se declaró pesimista respecto a posibles mejoras en las relaciones, pero también aseguró no ver peligro de enfrentamiento militar.
"En la cumbre bilateral rumano-húngara [celebrada al margen de la cumbre del Pacto de Varsovia de los días 7 y 8 de julio] expusimos al presidente Nicolae Ceaucescu que últimamente han surgido indicios de amenaza militar por su parte. No llegamos a ningún acuerdo con él. Sólo coincidimos en que éramos vecinos y que en beneficio de los dos pueblos había que mejorar las relaciones bilaterales. Esto, sin embargo, será imposible si Rumanía no cambia radicalmente su política", manifestó Horn.
Éste estuvo presente en la reunión celebrada entre Ceaucescu y el presidente del Partido Comunista Húngaro, Rezsó Nyers, que, según fuentes húngaras, fue "tormentosa". El ministro húngaro lamentó la inflexibilidad del presidente rumano. "El presidente rumano se negó siquiera a dialogar sobre los problemas que aquejan a nuestras relaciones bilaterales", manifestó el ministro de Exteriores húngaro.
Hom confirmó que, pese a los intentos de Rumanía en sentido contrario, en la reunion del Comité Consultivo Político del Pacto de Varsovia en Bucarest no se habló de las relaciones bilaterales entre Hungría y Rumanía ni sobre las críticas y obvio malestar que han despertado las reformas democratizadoras húngaras en regímenes aliados como Checoslovaquia y la RDA.
Respecto a los ataques de que es objeto el proceso de democratización húngaro, que culminaron en la acusación rumana de que el acto legal del funeral de Imre Nagy fue "fascista", Horri manifestó que el Gobierno húngaro no quiere entrar en polémicas, pero rechaza enérgicamente estas "acusaciones totalmente infundadas e injustas".
Contactos con Occidente
Horn hizo un balance netamente positivo de la visita del presidente norteamericano, George Bush, a Hungría y negó rotundamente que ésta fuera a debilitar la cohesión del Pacto de Varsovia. "Existe un acuerdo de todos los miembros de la alianza del Tratado de Varsovia para dinamizar los contactos con los países occidentales a todos los niveles. La visita no afecta en nada a nuestra pertenencia al Tratado de Varsovia. Durante la visita nadie, ni nosotros ni el presidente Bush, pronunció una sola palabra crítica sobre nuestros aliados". Por el contrario, señaló Hom, ambas partes destacaron su apoyo y simpatía por la perestroika y su deseo de que Gorbachov se imponga con sus reformas.
Respecto a Checoslovaquia, cuya Prensa oficial criticó con dureza la revisión histórica del levantamiento de 1956, Horn advirtió que "hay que hablar de 1956 y también hay que hablar de 1968". Según el ministro húngaro, la lección a extraer de 1968 es que los análisis y la valoración de la situación interna de un país son competencia exclusiva de éste, que todos deben respetar al máximo las decisiones internas de un Estado, y que ningún Estado está autorizado en ningún caso a intervenir en otro.
Desarrollo interno
Horn destacó que pese a las diferencias en el desarrollo interno entre Hungría y Checoslovaquia y la República Democrática Alemana, los contactos con Praga y Berlín son intensos y lo seguirán siendo. Insistió en que sólo hay refugiados políticos de Rumanía en Hungría. Sin embargo, mostró su malestar por las críticas que recibe Hungría en la Prensa de estos países. "No verá usted críticas oficiales húngaras a ninguno de nuestros aliados. Esperamos que ellos hagan lo mismo.
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