Castro ofrece a EE UU colaborar contra el narcotráfico
"Es duro" dijo Fidel Castro, levantando emocionadamente la vista al cielo. "Es duro, pero hoy la revolución no puede ser generosa sin hacerse un profundo daño a sí misma". Como hizo con equellos que le traicionaron en Sierra Maestra hace 30 años, el líder cubano anunció que enviará al paredón a cuatro implicados en el caso Ochoa. La televisión cubana retransmitió ayer el momento solemne en el que los miembros de¡ Consejo de Estado -29 hombres sin piedad- levantaron unánimemente sus manos para votar a favor de la ejecución de las condenas.
El líder cubano hizo caso omiso de las peticiones de clemencia que llegaron del extranjero y ya sólo queda la publicación de cuatro líneas en el diario oficial, Gramma, en las que se anuncie el cumplimiento de las penas de muerte.Acusó a Estados Unidos por no haber puesto en manos cubanas los datos de que disponían sobre el narcotráfico, en justa correspondencia, dijo, del gesto que "hace dos o tres años" tuvo el Gobierno cubano al avisar a los norteamericanos de que "un grupo reaccionario" de un Estado sureño de Estados Unidos planeaba un atentado contra Reagan durante una gira del ex presidente a ese territorio.
En su discurso ante el Consejo de Estado, Castro propuso que en el futuro se estudie algún tipo de colaboración entre Cuba y EE UU para combatir las drogas. "Habrá que buscar alguna forma de comunicación en esta batalla común; decimos común porque realmente, aunque por motivos diferentes, estamos haciendo lo mismo".
"Es duro pensar que algunos hombres van a morir como resultado de todo esto y como resultado de nuestra propia decisión", insistió Fidel Castro. "Es duro, sí, y es amargo, no puede resultar agradable para nadie, pero pienso sobre todo en otros que murieron, pienso en los que cayeron por construir un país decente. Es en nombre de los ideales que ellos defendieron y de la patria que ellos soñaron que nos vemos obligados a ser severos".
El comandante en jefe de la revolución cubana, primer secretario del partido comunista y presidente de los consejos de Estado y de Ministros, empleó cuatro horas para explicar las razones por las que Arnaldo Ochoa, Jorge Martínez, Antonio de la Guardia y Amado Padrón deben morir, aunque dedicó casi todo su tiempo al general que un día mereció la distinción de héroe nacional.
Fidel Castro aprovechó también esta oportunidad para anunciar que en una ocasión alertó a las autoridades norte americanas sobre solicitar a Estados Unidos la colaboración en materia de lucha contra el narcotráfico. El presidente cubano empezó su larga intervención reconociendo que pudiera ser que el fusilamiento de Ochoa, de quien dijo que se había ganado la simpatía popular durante su comparecencia ante el tribunal de honor, no cayese bien ante la opinión pública. "Podría ocurrir", dijo, "que la inmensa mayoría de la población tuviera un criterio y nosotros nos viéramos en la necesidad de adoptar otro".
Descalificación
Durante una hora y media Castro descalificó a Ochoa como supuesto héroe de Ango la, explicó que la guerra fue dirigida desde el Estado Mayor en La Habana y que no fueron aceptadas ninguna de las pro puestas estratégicas de Ochoa a quien hubo que amonestar en varias ocasiones por el incumplimiento de las órdenes recibidas durante su misión en África. Hizo un relato pormenorizado de los momentos más intensos de la guerra angoleña y trató de demostrar, indignado, que, mientras los soldados cubanos combatían en condiciones muy difíciles, Ochoa y su ayudante de campo, Jorge Martínez, estaban haciendo contactos con el cártel de Medellín y ocupándose de sus operaciones de tráfico de drogas. Negó que los fines de Ochoa fuesen los de ayudar a la revolución, y añadió que, aunque así hubiese sido, el delito hubiera sido igualmente grave. Castro afirmó que Ochoa puso a la revolución ante un peligro mayor que 50 agentes de la CIA juntos, y sostuvo que si 50 agentes de la CIA descubiertos en Cuba hubieran sido fusilados, con mayor motivo lo debía ser el general cubano.
Aseguró que desde hacía tiempo Estados Unidos disponía de información sobre la implicación de oficiales cubanos en el tráfico de drogas, y dijo que los norteamericanos tenían la grabación de al menos una conversación sostenida en Panamá entre uno de los acusados, Miguel Ruiz Poo, y un agente de Estados Unidos.
Fidel Castro dio garantías de que él, personalmente, no sabía nada de este asunto. Como ejemplo de su inocencia contó la anécdota de que, cuando las autoridades norteamericanas hicieron declaraciones el año pasado sobre la conexión cubana en el narcotráfico, él envió un mensaje a Washington en el que advertía que quienes acusasen a hijos de puta". También quiso dejar a su hermano Raúl, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), al margen de toda sospecha.
El presidente cubano expuso que Arnaldo Ochoa podría haberse librado de la muerte, e incluso de la cárcel, si hubiera confesado sus actividades en las conversaciones que sostuvo con Raúl Castro el 29 de mayo y el 2 de junio.
Fidel Castro aportó el martes pocos datos nuevos a los ya aparecidos en el proceso. Entre éstos informó que Ochoa sacó armas de Angola para enviarlas a Nicaragua con objeto de compensar a los dirigentes sandinistas por el robo de más de 100.000 dólares que el Gobierno nicaragüense había puesto en, manos del general cubano para la compra de misiles de fabricación occidental.
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