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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Insolaridad

Hace unos días, en el programa de TVE Punto y aparte, el señor Borrell afirmó que las clases medias urbanas que abandonan al PSOE se comportan de forma negativa e insolidaria.Gano algo más de 100.000 pesetas como mecánico de taller. Mi mujer, auxiliar de clínica, gana otras 100.000. Tenemos un hijo, y conseguir nuestros ingresos requiere 16 horas diarias de trabajo (ocho mi mujer y ocho yo). Hasta ahora, al pagar impuestos juntos, tributábamos como auténticos millonarios. Este año pagaremos algo menos, no por decisión del señor Borrell, sino por mandato del Tribunal Constitucional.

Vivimos en alquiler (50.000 pesetas al mes) y, gracias al decreto del ex ministro Boyer (hoy hombre de confianza del primer magnate de España), nuestro casero nos sube la renta un 10% al año. Nuestros sueldos no suben un 10% al año porque, según el señor Solchaga, eso arruinaría al país. Dado que nos resulta imposible comprar un piso de tres habitaciones en Madrid (dada la especulación urbana, consentida o no impedida por el señor Mangada), intentamos conseguir una vivienda del plan de 18.000 viviendas sociales en Madrid. Nos responden que nuestros ingresos son demasiado altos para ello. Es lógico, comprendemos que los capitalistas de nuestra clase deben irse a La Moraleja. Por la misma razón, no tenemos derecho a plaza en una guardería municipal y pagamos 25.000 pesetas al mes en una privada.

1 Somos españoles corrientes, trabajamos duro y pagamos impuestos. Votamos al PSOE y descubrimos con estupor que los ricos de verdad, hoy como ayer, se quedan con todo: las viviendas con garaje y piscina, los buenos colegios los coches de importación, la medicina privada y los clubes con tenis y golf. Pedimos ayuda al Estado benefactor y nos responde que los millonarios como nosotros nos las podemos arreglar solos para comprar un piso. En nuestro desconcierto, hemos pensado en no votar a un partido al que no le interesamos sino para pagar impuestos. El señor Borrell nos ha dejado clavados: somos unos insolidarios.

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