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Liberalismo económico y peronismo

El hecho de que el nuevo Gabinete peronista formado tras la elección de Carlos Menem el pasado 14 de mayo incorpore a importantes personalidades vinculadas a los sectores económicos argentinos es el hilo argumental del presente artículo, en el que su autor analiza las diferentes medidas económicas que se han anunciado, en un intento de alcanzar el deseado shock productivo, lema que se empleó a lo largo de la campaña electoral peronista.

Los millones de argentinos que el pasado 14 de mayo votaron a Carlos Menem con la esperanza de conseguir solución a sus graves problemas económicos, observan con perplejidad la composición marcadamente liberal-conservadora del nuevo gobierno peronista y se sorprenden con los anuncios de igual signo relacionados con el programa económico. En realidad, nadie debería sorprenderse, pues se trata de la versión actualizada del último gobierno de Perón.En el actual gabinete peronista predominan nombres vinculados a los sectores empresariales que conforman el poder económico consolidado en Argentina durante la última dictadura militar. El ministro de Economía, Miguel Roig, ha sido directivo de un grupo económico (Bunge y Born) que con un reducido conjunto de empresas transnacionales, de origen local o extranjero, conforma un bloque internacionalizado que controla oligopólicamente los principales mercados del país y las relaciones económicas con el exterior.

Altos cargos

Otros ministros y altos cargos designados están también relacionados con esos intereses. (El economista liberal Domingo Cavallo, designado ministro de Asuntos Exteriores, fue presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA) durante la reciente dictadura militar.

El dirigente sindical Jorge Triacca, designado ministro de Trabajo, es el líder del denominado sector colaboracionista con el último gobierno militar. María Julia Alsogaray, designada presidente de la Empresa Nacional de Teléfonos, es dirigente de UCI), partido ultra liberal conservador, representante tradicional de la oligarquía argentina y partidario de la privatización masiva de empresas públicas. En YPF, la empresa estatal de petróleo, el presidente designado, Octavio Frigerio, es también partidario de privatizaciones).

El plan económico a aplicar ha sido elaborado por un grupo de economistas vinculados a la misma empresa de la que proviene el ministro Roig y se habría realizado a partir de un modelo diseñado por Lawrence Klein, premio Nobel de economía en el año 1980, que habría sido encargado y financiado por aquel grupo empresario. (L. R. Klein ha diseñado modelos keynesianos de predicción macroeconómica para Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Japón y otros países. A pesar del reconocimiento profesional que goza, se duda que dichos modelos resulten aplicables a casos de mercados oligopólicos como los que funcionan en Argentina).

Las diversas medidas anunciadas por los máximos responsables en la materia permiten deducir importantes definiciones de política económica.

En primer lugar se aplicará un programa de choque contra la inflación, cuyo control inmediato se considera fundamental. Objetivo central es la eliminación del déficit público, para lo que se anuncia una reforma fiscal que aumente los ingresos tributarios del Estado -reduciendo el tipo impositivo pero penalizando severamente la evasión para aumentar la recaudación- y también elevando los ingresos por servicios públicos mediante un fuerte aumento de tarifas.

Paralelamente, se buscará reducir el gasto y el endeudamiento público con la privatización masiva de empresas públicas, "sin descartar el despido de funcionarios". Para facilitar la venta de empresas se instrumentará un mecanismo de capitalización de la deuda interna pública, similar al vigente para la deuda externa.

Complementariamente se realizará una reforma financiera que reduzca los tipos de interés y canalice el crédito al sector privado, una vez reducido el alto endeudamiento público que absorbe la casi totalidad del ahorro disponible. (Hasta fin de año, los vencimientos de intereses de la deuda pública interna suman más de 1.000 millones de dólares y los de la externa pública casi 6.000 millones. Las reservas actuales del BCRA apenas alcanzan los 100 millones.) Para instrumentar la reforma, el futuro presidente del Banco Central, Javier González Fraga, ha anticipado que se modificará el carácter de esta entidad, "devolviéndole las funciones que tenía en sus orígenes, en 1935". (Desde su creación en ese año y hasta 1946, que fue nacionalizado por el general Perón, el BCRA era privado y su directorio estaba compuesto por los presidentes de los principales bancos extranjeros)

Respecto del anunciado salariazo, se concretaría en un aumento fijo -no porcentual- consensuado con las grandes empresas.

Deuda externa

Paralelamente, se anuncia que dentro de unos meses, cuando se consigan algunos resultados del ajuste, se negociará el congelamiento de la deuda externa, que alcanza los 60.000 millones de dólares.

Para financiar estas reformas hasta el momento se mencionan dos fuentes principales. Por una parte, un grupo de grandes empresas habría comprometido un aporte de 2.500 millones de dólares. Por otra parte se proyecta la obtención de ingresos inmediatos de la explotación intensiva de petróleo y gas, además de la potenciación de la industria militar (fabricación de aviones, tanques, cohetes, municiones) y la industria nuclear (producción de reactores de potencia media y tecnología avanzada). Esta producción se haría mediante asociación del Estado con empresas privadas.

Este conjunto de medidas permitiría el anunciado shock productivo, que fue lema de la campaña electoral peronista.

El proyecto económico de Menem se corresponde con el del propio Perón desde 1950, en su segundo gobierno, pero especialmente con el del último, período de 1973-74. La imagen progresista, redistribuidora de ingresos, con la que muchos asocian al peronismo, sólo se corresponde en realidad con el período 1946-1950, en que provocó una fuerte traslación de rentas agrarias hacia los industriales y los trabajadores, quienes además vieron sustancialmente mejoradas las condiciones de trabajo y seguridad social. El salario real alcanzó en 1948 el nivel más alto de la historia argentina, pero a partir de la crisis de 1950, en que Perón redefinió su política frente al empresariado, los salarios no han cesado de disminuir. En 1950, en que Perón es derrocado, eran un 23% inferiores a los de 1948, en términos reales.

En el gobierno de 1973-74, Perón acentúa su acercamiento al gran empresariado industrial, y luego de una autocrítica a su política del primer gobierno, promueve un Pacto Social que privilegiaba los intereses de ese sector y postergaba las reivindicaciones salariales. (También entonces el ministro de Economía era un empresario, José Gelbard, líder de la CGE, organización de grandes y medianos empresarios).

En ese período, 1973-74, y aún más en el gobierno de Isabel Perón, se produce una concentración de capitales, con diversificación de actividades y creciente asociación al capital extranjero.

En el presente, la coyuntura económica argentina y mundial obliga a recomponer parte del mercado interno -en el que la oferta está oligopolizada por grandes empresas- y a conciliar los intereses agrarios e industriales (objetivo no conseguido en anteriores gobiernos peronistas). La designación de Miguel Roig como ministro de Economía sugiere la idea de que el gobierno pretende liderar un proyecto económico que satisfaga a ambos sectores de poder económico, a la vez que facilitar la fusión de sus intereses.

El carácter transnacional del grupo económico del que proviene el ministro (aunque su origen es argentino, desde 1884 se ha expandido a 80 países, donde ha invertido el 80% de su capital total a la vez que conforma consorcios con transnacionales de Europa y Estados Unidos), al igual que la diversificación de sus actividades -predominantemente industriales, pero también primer exportador de cereales y poseedor de más de 500.000 hectáreas de explotación agrícola, superficie similar a la provincia de Segovia- hacen suponer que es la persona idónea para el proyecto del peronismo.

Macroeconomía

También para promover el avance en la integración económica con Brasil, ya que el mencionado grupo empresarial tiene importantes inversiones en ese país y todas las grandes empresas requieren mercados de grandes dimensiones para su realización.

En estas condiciones, la macroeconomía, en lo concerniente a políticas, tiende a confundirse con la economía de empresas y la gestión estatal con la coordinación de un conjunto de conglomerados empresariales.

Las pequeñas y medianas empresas, por su parte, resultarán perjudicadas, relativamente, pues el aumento de salarios en una cantidad fija resulta porcentualmente mayor dado los menores salarios pagados en este sector, a la vez que tienen un mayor impacto sobre los costos, afectando a su competitividad.

El principal interrogante es si el nuevo Presidente podrá mantener la histórica subordinación ideológica de los trabajadores al proyecto peronista o si en cambio buscarán otras vías de expresión política, cuestión que depende del grado en que se satisfagan sus necesidades, que no son pocas.

Jorge Fonseca es profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid.

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