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El aborto en EE UU abre una guerra entre Estados

La guerra del aborto no ha terminado en Norteamérica. La decisión del Tribunal Supremo de otorgar a las legislaturas estatales el derecho a imponer nuevas restricciones a la interrupción M embarazo hace prever una lucha Estado a Estado entre los pro y los antiabortistas. La aceptación por parte del alto tribunal de la revisión de otros tres casos de aborto también hace suponer nuevas restricciones en este terreno. Las consecuencias de la sentencia de la Corte Suprema aún no se han reflejado en la práctica.

Las abortistas consideran que la decisión del tribunal "es un paso atrás, que habrá que recuperar", mientras que las antiabortistas opinan que la sentencia "es un gran paso".En otoño, cuando los hospitales públicos hayan comenzado a aplicar la sentencia del pasado lunes, el Tribunal Supremo comenzará a discutir tres nuevos casos de aborto. En esos momentos, cuando el frio azote las ciudades del norte, muchos estados de la Unión habrán prohibido el uso de centros públicos para la práctica del aborto, incluso en aquellos casos en los que los pacientes decidan pagar la intervención con dinero de su propio bolsillo. También se habrá prohibido a los médicos y las enfermeras de esos centros su asistencia a casos de interrupción de embarazo y se habrá obligado a los médicos que lo hagan a realizar análisis de viabilidad de los fetos.

En ese momento en que ya habrán nacido centenares de niños no deseados y practicado infinidad de abortos clandestinos, los nueve miembros del Tribunal Supremo abrirán los expedientes de tres nuevos recursos a sentencias de aborto, registradas en los estados de Ohio, Illinois y Minnesota.

Informar a las hijas

En el primer caso -Ohio versus Akron Center for Reproductive Health- se planteará el derecho de las adolescentes a abortar sin consentimiento de los padres. El segundo -Turnock versus Ragsdale- se planteará un tema candente en estos momentos, el uso de instalaciones públicas, para este tipo de prácticas. Y en el tercero -Hodgson versus Minnesota, Minnesota versus Hodgson- se deberá discutir también el derecho de los padres a ser informados sobre el aborto de sus hijas.

América está hirviendo. Las reacciones a la sentencia del lunes se están multiplicando en todo el país. Los programas informativos dedican la mayor parte de su tiempo al tema y a dar paso a las opiniones de destacados miembros de los dos bandos.

De entre todas las opiniones que han aflorado con más o menos pasión en las últimas 48 horas, las de Harry A. Blackmun, uno de los nueve justices del Supremo son las que han causado un mayor impacto. Blackmun, que en 1973 votó a favor y redactó la sentencia Roe versus Wade y que el lunes reafirmó su opinión votando nuevamente a favor del aborto legal, declaró: "Tengo miedo por el futuro. Tengo miedo por la libertad e igualdad de millones de mujeres que crecieron tras la sentencia de Roe. Tengo miedo por la integridad y la pública estima de esta corte".

Las estadísticas también han arrojado nuevos datos. En 1973 el 53% de los abortos se practicaron en hospitales, el 44% en clínicas y el 2% en consultas privadas. En 1985, el 60% de las intervenciones se realizaron en centros especializados, el 23% en clínicas, el 13% en hospitales yel 4% en consultas privadas.

El temor de los grupos proabortistas es la rapidez con que los estados puedan convertir lo legal en criminal y las consecuencias que la nueva legislación pueda tener en los sectores más pobres de la población, donde el aborto es práctica habitual y las posibilidades de tener que recurrir a la interrupción de la gestación es tres veces mayor que en la clase media.

La batalla política del aborto se librará en los 22 Estados con mayor convicción religiosa y, curiosamente, en aquellos donde se aglutina la mayor parte de la clase media baja de este país.

Se avecinan tiempos delicados. El presidente Bush, uno de los antiabortistas que recibió la noticia de la sentencia con agrado, declaró a través de uno de sus portavoces, desde su refugio veraniego de Kennebunkport (Maine) -un estado proabortista- que: "Espero que los americanos expresen sus profundas convicciones sobre este tema en los límites del civismo y nuestras instituciones legales". Bush es un conocido antiabortista que sueña con la ilegalidad de esta práctica excepto en los tres supuestos de violación, peligro para la madre o incesto.

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