El Grupo de los 77 no actuará aisladamente en la búsqueda de soluciones a la crisis de la deuda
Los integrantes del Grupo de los 77 han asumido, al término de su conferencia de ministros, el compromiso de no actuar aislada, individual o egoístamente en la búsqueda de las soluciones a la crisis económica y social producida por la deuda exterior y sin tomar en cuenta la interdependencia en las relaciones internacionales. Los ministros del grupo emitieron la Declaración de Caracas, que recoge los acuerdos de tres días de deliberaciones y que sirve de plataforma de reactivación para la década de los noventa.
Los integrantes del Grupo de los 77 -que ahora son 128, con el ingreso de Mongolia- reafirman en su primer punto "su serio compromiso con la paz y la seguridad internacional y la solución de los problemas internacionales en lo económico, social, cultural y humanitario, como está estipulado en la Carta de las Naciones Unidas". Después reconocen la disminución de las tensiones políticas mundiales, y en ese sentido consideran que ello "contribuirá a la pronta y decisiva solución de los principales problemas económicos y sociales de la comunidad internacional, y en particular de aquellos que afectan a los países en desarrollo".Señalan que Ios países en desarrollo han asumido su responsabilidad para introducir cambios en la economía mundial a través de medidas de ajuste y políticas, a un coste significativamente alto para sus pueblos. Sin embargo, un ambiente económico hostil a escala internacional ha entorpecido sus esfuerzos por desarrollarse debido a los desequilibrios y limitaciones estructurales profundamente arraigados en la economía mundial y la actitud indiferente de la mayoría de los países desarrollados".
Tal vez el aspecto más nuevo es que "cualquier solución realista de los problemas económicos mundiales deberá usarse en el total reconocimiento del surgimiento y consolidación de la interdependencia en las relaciones internacionales. Ningún país o grupo de países, independientemente de su aparente poder, puede esperar librarse de las consecuencias acarreadas por la crisis económica mundial por medio de soluciones aisladas, individuales o egoístas, o intentando trasladar la carga de la crisis a los países más débiles de la economía internacional". A continuación, la declaración puntualiza: "En este contexto es vital un enfoque multilateral, estructural y de largo alcance para encontrar soluciones verdaderamente efectivas y duraderas, las cuales no podrían ser alcanzadas por medidas parciales, superficiales y de poco alcance y mecanismos impuestos por una minoría".
Diálogo Norte-Sur
Subrayan también la necesidad de buscar la concertación entre el Norte y el Sur. "Tal esfuerzo debería considerar en su totalidad la naturaleza interrelacionada de los problemas y sus soluciones en campos tales como el endeudamiento externo, el proteccionismo al comercio, dinero y finanzas, tecnología, alimentación, agricultura y ambiente". El pronunciamiento del Grupo de los 77 concluye: "Las expectativas futuras de la humanidad dependen del éxito de esta acción concertada de todos los miembros de la comunidad internacional".
Previamente, en la apertura de la conferencia, Carlos Andrés Pérez, presidente de Venezuela, fue el único orador que habló directamente y sin retórica entre todos los representantes tercermundistas. El mandatario venezolano empezó con un tono pesimista, acusador de las propias culpas y complejos de las naciones en desarrollo, y terminó con optimismo por el potencial que representan los integrantes del grupo.
Pérez se paseó por los logros alcanzados, muy tímidos en su criterio pero válidos para emprender una lucha más audaz. "No podríamos enfrentar sincera y adecuadamente la crisis que nos envuelve sin admitir francamente el desánimo, el desconcierto y la incoherencia en que nos hemos movido en los últimos años, hasta el punto de que hemos terminado en una especie de acorralamiento que conspira contra la solidaridad y cooperación internacional en que se funda el Grupo de los 77".
Agregó que "sin que pretendamos trasladar a otros nuestras propias culpas, el escollo formidable que ha contribuido esencialmente al fracaso de planes y proyectos en los países en desarrollo ha sido y es el injusto y tramposo sistema de relaciones internacionales, el orden económico mundial que mediatiza nuestra acción y envilece los precios de nuestros productos básicos".
Dijo que el Plan Brady, al reconocer por primera vez la necesidad de una reducción sustancial en las obligaciones de la deuda, constituye "una importante iniciativa en el cambio de la situación. Aunque todavía aguardamos con impaciencia que se concrete en mejores términos y condiciones, en consonancia con el alcance y urgencia de la situación que vivimos".
Para Pérez, los países en desarrollo deben estar dispuestos a asumir su responsabilidad para emprender los cambios estructurales necesarios para el saneamiento y fortalecimiento de sus economías sobre una base racional y autosustentada. Y los países desarrollados también deben corresponder. "No es posible que a los países del Sur se nos exija apretarnos el cinturón mientras haya países en el Norte que basan su prosperidad en enormes déficit fiscales y comerciales a expensas del resto del mundo". Pérez advirtió: "Hemos invocado persistentemente la cooperación y el diálogo para solucionar tan grave situación. Pero nuestra paciencia y capacidad de aguante son limitadas".
Después de Pérez intervinieron 10 oradores más, entre los cuales se menciona el discurso del canciller de Malaisia, H. E. Dato Haji; Hassan Bin y Magi Omar, componentes del Grupo de los 77; del secretario general de la Unctad, K. K. S. Dadzie, y saludos del primer ministro del Gobierno de la República Popular China, Li Peng, quien afirmó estar dispuesto a sumarse a los esfuerzos del Grupo de los 77 para reformar gradualmente las relaciones económicas internacionales, y además, un mensaje del presidente del Consejo de Ministros de la URSS, Nikolai Ryzhkov, quien ofreció colaborar con el grupo para alcanzar el éxito en su planteamiento.
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