Estamos con Ercros
El próximo día 30 de junio se llevará a cabo formalmente la fusión de Cros y ERT para dar lugar al nacimiento de uno de los primeros grupos industriales del país. El nacimiento de una entidad de esta envergadura supone un importnte acontecimiento en la historia industrial de España, y por ello creo que merece algún comentario por parte de uno de los representantes de su accionista principal.Es por todos conocido que estas dos grandes compañías han sido actores principales en el desarrollo industrial del país, y fueron no sólo símbolos de prosperidad y tecnología, sino fuentes de esperanza de la capacidad de la empresa española de desarrollarse a nivel internacional.
La falta de capitalización de ambas compañías, junto con las luchas intestinas por el dominio del mercado nacional, llevaron a ambas, cuando vinieron los malos tiempos, a una situación de crisis financiera de gravedad, hasta el punto de que en los últimos 12 años ninguna de las dos ha podido repartir dividendo alguno. En este largo período y, consecuentemente, con esta realidad financiera, no han podido llevarse a cabo las inversiones necesarias para la modernización del sistema tecnológico y productivo y se ha seguido malgastando la escasa energía de ambas empresas en luchas miopes que no posibilitaron la necesaria racionalización industrial, logística y comercial de sus negocios comunes.
Mientras tanto, en lo que hoy ya es nuestro mercado, en Europa, nuestros competidores verdaderos llevaban a cabo profundas modificaciones de sus sistemas industriales, mejorando enormemente su capacidad competitiva y esperando la apertura de un mercado tan atractivo como el nuestro.
Capacidad tecnológica
Varios de nuestros Gobiernos agotaron su paciencia, intentando en vano convencer a unos y a otros de la conveniencia de unir fuerzas y prepararse de verdad para la competición internacional que inexorablemente habría de llegar, una vez elegida por España la opción de su integración en la Comunidad Europea. Así pues, durante todos estos años y por distintos motivos, no fue posible hacer lo que era tan necesario.
Cuando, en 1987, el Grupo Torras analiza las oportunidades de inversión existentes en nuestro país, entiende que en estas compañías centenarias, bajo sus problemas, ya estructurales, subyace un tejido humano de gran calidad y una buena capacidad tecnológica y por ello un prometedor futuro si se consiguen reconducir adecuadamente.
Por ello, Torras comienza a tomar posiciones para lanzar primero un proceso de capitalización de Cros de un volumen no conocido anteriormente en España, que, junto con las acciones de desinversión materializadas posteriormente, situarán a Ercros en línea de salida con una buena musculatura financiera y libre de ataduras con los acreedores financieros.
A continuación, y después de un largo y complicado proceso, se consigue alcanzar el necesario control en ambas compañías para plantear lo que desde el principio fue el objetivo final: la fusión de Cros y ERT, que, tras décadas de intentos frustrados, haría posible iniciar un gran proyecto español en el sector químico.
Y no puedo dejar pasar ese momento sin referirme a Francisco Godía, que supo guardarse siempre para él sus opiniones distintas, subordinándolas siempre al objetivo de esta fusión, y que también tuvo que presidir ambas juntas y, tras ellas, ceder la presidencia ejecutiva a Javier Vega de Seoane, actual máximo ejecutivo de Cros y ERT y futuro presidente de Ercros, un nombre que, como ahora resulta oportuno desvelar, fue idea personal de Paco Godía, tras mes y medio de pensar sobre ello 30 personas más.
¿Dónde estamos, pues, hoy en la fusionada Ercros?
Es un grupo de vocación química. El primero, sin duda, en dimensión de nuestro país. Y uno de los ya más rentables.
Su situación en el contexto europeo es mediana. Por dos razones: en los últimos 10 años, el desarrollo de la química en Europa en volumen y tecnología ha sido un gran multiplicador; y, asimismo, el desarrollo de la química europea en España ha avanzado mucho más deprisa de lo que Cros y ERT, juntas o por separado, han podido hacer.
Empleo
El grupo aglutina un centenar de empresas en cinco o seis grupos estratégicos. Da trabajo a 16.000 personas, y en el último año no ha causado baja más que quien se ha querido marchar voluntariamente de las compañías, siempre en la parte alta de dirección, y en algunos casos con autoliquidaciones, realizadas antes de que el nuevo equipo entrara.
Desde algunas fuentes de opinión se ha querido señalar que el Gobierno ha ayudado extraordinariamente a la realización de la fusión, al existir un grupo financiero suficientemente fuerte para hacer de puente, hasta su vertebración en Europa, en sectores estratégicos frente al capital nacional y que, por ello, se ha favorecido al capital extranjero. Pues no, no ha existido hasta hoy esa corriente favorecedora, ya que no ha existido ese capital nacional y los bancos acreedores lógicamente lo que querían era cobrar.
Pero al margen de los agradecimientos personales a los ministros de Economía e Industria, y a nombres como Luis Carlos Croissier o Fernando Magro, nunca se ha recibido la menor ayuda económica, ni logística, gubernamental (cosa por otra parte sorprendente cuando se compara con los subsidios que se conceden a entes multinacionales que eligen o subastan en qué país van a realizar sus nuevas plantas). No es queja, pero, por ahora, se debe dejar en los agradecimientos personales la realidad de la ayuda hasta hoy recibida.
También el no haber resuelto las negociaciones Enfersa-Fersa dentro del sector de fertilizantes, y el no haber encontrado socio en Unión Española Explosivos se han querido mostrar como fracasos. La explicación es sencilla: Enfersa no entraba en el plan estratégico de Ercros: el actual presidente, Javier Vega de Seoane, cree que sí, y tiene todo el poder de decisión. UEE, tal como se comprometió, está deslindada y a la espera de socios, pero ambas están ya en rentabilidad. Por ahora, FESA ha pasado de más de 8.000 millones de pesetas negativas a no perder, lo cual es ganar.
Sin embargo, en ningún caso, y así lo he oído siempre a nuestro presidente, Javier Vega, ni se comprará Enfersa por encima -ni se venderá UEE por debajo- de su verdadero valor empresarial. Si no, mal defenderíamos Ercros.
Se ha dicho de nosotros muchas veces que no somos industriales, que especulamos a corto plazo, que no hacemos fábricas y que no aumentamos puestos de trabajo. Pues bien, que se repasen las cifras de inversión interna de las empresas del Grupo Torras y se vea que somos el segundo grupo español en inversión industrial, que hacemos fábricas y aumentamos puestos de trabajo, además de salvarlos. Y, lo que es más importante, los planes futuros de inversión (solamente en Ercros, 110.000 millones de pesetas provenientes de autofinanciación) son grandes en ambición y volumen.
En lo de corto plazo, sólo puedo decir que en tres años de inversión solamente se ha desinvertido en el sector financiero, mientras hemos visto entrar y salir mucha gente con plusvalías a nuestro alrededor; y no solamente no se nos ha oído, sino que nos parece muy bien. Allá cada uno. Lo único que no parece comprensible es por qué se nos exige un mayor nivel de permanencia
que a esos otros que entran y salen a nuestro alrededor. Eso es cosa de tiempo.
Queda una compañía, Ercros, con 170.000 millones de pesetas de recursos propios, con 27.500 millones de pesetas de capital, y que este año ganará 25.000 millones de pesetas netas; sin deuda bancaria y 350.000 millones de pesetas de ventas; con un valor contable consolidado cercano al 600% y un PER actual de 4,5 veces sobre su cotización de ayer. Si esto se hubiera afirmado en junio de 1987, nadie, absolutamente nadie, se lo hubiera creído.
Pero ahí está, con un perfil presidencialista de Javier Vega de Seoane, un consejo entusiasta alrededor de él y un socio como Torras, que ha aportado la financiación puente necesaria para realizar los activos no necesarios para el futuro de la sociedad: inmobiliario y grupo farmacéutico. ¿Qué sentido tenía mantenerlos con créditos que devengaban una carga financiera asfixiante?
Por último, debo añadir que para conseguir Ercros hemos tenido que navegar en mares tormentosos, con muchas incomprensiones institucionales y personales. Guardo un anecdotario rico en situaciones y detalles que quizá convenga que se conozcan algún día para regocijo de nuestro mundo económico y empresarial.
El futuro
Pero ahora es momento de mirar hacia el futuro, de agradecer a quien haya ayudado, explícitamente o no, y desear a quienes no nos han entendido, ni todavía nos entienden, que a medida que vayan viendo resultados de gestión tengan la amplitud de corazón para reconocerlos, aunque sea a solas.
No vamos a deshacernos de acciones de Ercros especulativamente, y sólo repartiríamos nuestra posición en esa gran compañía con quien aporte tecnología o fortaleza a los planes que nuestro presidente tenga.
Celebremos la creación de Ercros, sociedad líder industrial-química en nuestro país y uno de los grupos industriales más sólidos.
Horas, días, meses y ya algún año nos ha costado conseguirlo. Que el futuro sea realmente largo y próspero.
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