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Janos Kadar se declara partidario de la retirada de las tropas soviéticas de Hungría

Janos Kadar, el ex jefe del Partido Comunista Húngaro, máximo responsable de la normalización que siguió al aplastamiento del levantamiento popular de 1956 -rehabilitado ahora en Hungría-, se ha declarado partidario de la retirada de las tropas soviéticas de su país. La toma de posición de Kadar coincide en su publicación con el 31º aniversario de la ejecución de Imre Nagy, el primer ministro que encabezó el levantamiento, y con un funeral en honor de todas las víctimas de la insurrección en el que centenares de miles de húngaros solicitaron la salida de las tropas soviéticas del territorio nacional y el desmantelamiento total del régimen comunista.

ENVIADO ESPECIAL

Un día antes de la ceremonia en honor de las víctimas de la represión comunista, organizaciones juveniles se habían manifestado por primera vez de forma legal ante la Embajada soviética solicitando la retirada de su Ejército de Hungría.El primer ministro húngaro, Miklos Nemeth, que asistió a los funerales por Imre Nagy y sus colaboradores, en los que fueron vertidos durísimos ataques contra el régimen y el partido comunista, declaró que "la URSS jamás volverá a intervenir para aplastar las reformas húngaras". "La doctrina de Breznev", añadió, "pertenece al pasado. Gorbachov está con nosotros". Por primera vez, Nemeth dejó claro que existen dos frentes en el seno del Pacto de Varsovia al señalar que el proceso húngaro está estrechamente vinculado al de la URSS y Polonia.

En medios políticos de Budapest se espera, sin embargo, una ofensiva contra las reformas húngaras por parte de otros regímenes aliados contrarios a una liberalización, especialmente de Checoslovaquia, la República Democrática Alemana y Rumanía. El próximo día 7 de julio se celebra en Bucarest una cumbre del Pacto de Varsovia que alguno de estos países podría intentar convertir en un foro de acusación contra Hungría. En estos tres países, la dirección política se ha declarado ya seriamente preocupada por la transición húngara.

Margot Honecker, ministra de Educación y esposa del jefe de Estado de la RDA, Erich Honnecker, calificó de "verborrea de los enemigos del socialismo" los objetivos declarados del Gobierno y el Partido Comunista Húngaro de crear un sistema pluralista y democrático. Margot Honecker hizo un llamamiento a intensificar la lucha de clases y educar a los niños para defender el socialismo real, "si es necesario, con las armas en la mano".

Kadar, duramente atacado durante la ceremonia del viernes, revela en una entrevista al semanario húngaro Magyarorszag que, al ver que la situación escapaba de las manos del Gobierno de Nagy en 1956, al que apoyó en principio, acudió con Ferenc Minnich a la Embajada soviética. Desde allí fueron trasladados al aeropuerto de una base soviética cercana a Budapest, desde donde volaron a Moscú. Los días 2 y 3 de noviembre de dicho año, Kadar mantuvo encuentros con los máximos dirigentes soviéticos y chinos en Moscú. "Hicimos lo que la conciencia nos dictaba. Alguien tenía que asumir la responsabilidad. Estaba convencido y sigo estándolo de que actuamos por el bien de Hungría".

Desde Moscú fueron trasladados a Szolnok, donde constituyeron el Gobierno que, con los carros de combate soviéticos, derribó al Gabinete de Nagy y aplastó el levantamiento. Kadar no se manifiesta sobre la ejecución de Nagy, si bien la próxima semana se publicará una nueva parte de la entrevista. En anteriores manifestaciones, Kadar manifestó que él nunca había considerado un contrarrevolucion ario a Nagy, lo que levantó gran indignación entre la población húngara. Kadar, de 77 años, se halla gravemente enfermo y alejado de toda tarea política.

Kadar aseguró que era su intención que las tropas soviéticas abandonaran Hungría tras la intervención, pero que "la situación internacional no estaba aún madura". Kadar se manifestó convencido de que hoy esta presencia no es necesaria y de que la situación internacional permite que las tropas soviéticas abandonen el país.

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