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ELECCIONES EUROPEAS

El equilibrio italiano

La resolución de la crisis de Gobierno, pendiente del resultado de la votación del próximo domingo

Juan Arias

, Italia votará el próximo domingo 18 en las elecciones europeas, y aunque los italianos no tienen problemas con la integración de Europa, esta vez dichos comicios han sido ya llamados elecciones políticas extraordinarias, hasta el punto de que se ha aplazado prácticamente la crisis de Gobierno abierta por los socialistas tras su reciente congreso de Milán hasta conocer el resultado de la consulta comunitaria.

De dicho resultado dependerá en efecto, si va a ser posible o no formar un nuevo Gobierno (y de qué tipo) o si se tendrá que ir a nuevas consultas nacionales.Para poder llegar hasta dicha fecha sin resolver la crisis se ha creado el subterfugio del encargo de explorador concedido a Giovanni Spadolini, republicano presidente del Senado y segunda autoridad del Estado después del presidente de la República.

La función de Spadolini ha sido oficialmente la de tantear los ánimos antes de que el jefe del Estado, Francesco Cossiga confiriese el encargo formal de constituir un Gobierno, pero en la realidad se ha tratado sólo de un expediente para ganar tiempo.

A las urnas irán esta vez 47 millones de electores para elegir a 81 diputados.

Las mujeres son más numerosas que los hombres. Las primeras, 24.309.000, y 22.496.079, los segundos. Y aunque todos saben muy bien que lo que se va a elegir el 18 próximo es en realidad el nuevo Gobierno o los nuevos equilibrios políticos del país, es decir, si se va a seguir o no con la fórmula actual del centro-izquierda -constituida por la coalición de cinco partidos como la del dimisionario Ciriaco de Mita-, todos fingen que la partida se juega con miras a Europa. Y así toda la publicidad oficial está llena de eslóganes europeos.

La Democracia Cristiana, el partido de mayoría relativa, se está gastando 300 millones de pesetas en publicidad, sobre todo televisiva. Una mujer joven se está cambiando la ropa -muy castamente-, mientras el marido le dice: "Querida, ¿aún no estás preparada? Mira que Europa nos está esperando". Se muda y aparece vestida de azul, que es el color de la Democracia Cristiana y también de Europa.

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El otro eslogan democristiano es: "Lleva Italia al corazón de Europa". La publicidad se la ha preparado al mismo experto que crea los anuncios de la pasta Barilla.

También el partido comunista se está gastando 200 millones de pesetas en televisión. Pero con una doble publicidad, ya que ha puesto como condición a las televisiones privadas, para venderles la publicidad, que no puede interrumpir con ella las películas. El eslogan comunista es: "A la izquierda en Europa con el nuevo Partido Comunista Italiano", y están insistiendo en ofrecer a los lectores una visión más bien positiva y optimista del futuro europeo.

El 'sorpasso'

Los comunistas se juegan mucho en estas elecciones, porque en las anteriores europeas, celebradas poco después de la muerte de su líder histórico Enrico Berlinguer, obtuvieron por vez primera el sorpasso o adelantamiento a la Democracia Cristiana.

Todos saben que aquello será irrepetible, ya que se trató más bien de un voto emotivo, bajo la impresión de aquella muerte en acto de servicio que conmocionó a los italianos. Ahora el peligro es que puedan, por el contrario, verse adelantados por los socialistas, como ha ocurrido en las últimas elecciones parciales administrativas.

También el partido socialista, de Bettino Craxi, se juega mucho, porque esta vez tiene una buena ocasión de demostrar, con su vocación europeísta, que puede ser el centro de la izquierda en este país. De hecho, el eslogan de los socialistas es: "Europa tiene la cara socialista'.

Toda la publicidad del PSI ha estado centrada en la imagen de su líder, Craxi. Los publicitarios que así han aconsejado a los socialistas lo han justificado diciendo que éstos no deben desaprovechar la ocasión de que son el único partido que posee un líder reconocido como verdadero estadista.

Pocas veces como ésta se está discutiendo tanto sobre el modo que deben usar los partidos para hacerse la publicidad. Se ha movilizado a todos los expertos de imagen y de mercadotecnia. Ha salido hasta un libro sobre el asunto, escrito por el sociólogo Diego Mas¡, titulado Cómo vender un partido o la teoría de la comunicación política. En él se les explica a los políticos que su desgracia es que usan un lenguaje críptico, involucrado, frío e incomprensible al gran público. Y en esto tiene las de ganar Craxi, que tiene a veces un lenguaje duro e irritante pero siempre inteligible.

Y también los verdes, que aún no están contaminados por el clásico oscuro lenguaje político. De hecho, el eslogan que han usado en estas elecciones es muy directo y claro. Dice: "Mientras los políticos venden humo, la gente pide aire puro".

Según el autor del libro citado, si hoy una empresa comercial actuase como los políticos en su promoción, desaparecerían en seguida del mercado, y afirma que uno de los errores fundamentales es que se gastan en publicidad sólo cuando ven venir el coco, es decir, ante la inminencia de las elecciones. Y que después, durante meses o años, se olvidan de "seguir anunciándose". Y subraya que en 1987, por ejemplo, durante las elecciones generales, los partidos se gastaron 6.600 millones de pesetas en publicidad, mientras que el año siguiente, pasado el miedo de las elecciones, la cifra gastada en dicha publicidad por aquéllos fue sólo de 1.300 millones.

Los indecisos

Los publicitarios insisten en que lo importante es llegar con la publicidad a la panda de indecisos que va del 3% al 5%, lo mismo que a un 20% que no se siente respaldado por los partidos y que suele atravesar todas las áreas más innovadoras y progresistas.

En Italia, junto con el voto para las europeas, se hará también un referéndum por el que se pide que se le confiera a la Asamblea de Estrasburgo un mandato constituyente y la función de crear un verdadero Gobierno europeo.

La decisión de hacer tal referéndum fue aprobada por el Senado con 419 votos a favor y sólo cuatro en contra, y había sido propuesta por el Movimiento Federalista Europeo.

No existen dudas de que será ganado. Para poder votar en las elecciones en Italia es necesario haber cumplido los 18 años, y los 25 para poder ser elegido.

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