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Alfonso I

Manuel Vicent

Según entras en el café Gijón a la derecha, lo verás sentado en un taburete dando la espalda a su taquillón de tabaco y lotería. Se llama Alfonso, que es nombre de rey o de banquero, pero con esa chaqueta azul ferroviario tiene al aire de un maquinista de la General, aunque muy duro de pelar. Viene de casta de la FAI, alumbrado en Barruelo de Santullán, pueblo minero en tierras de Palencia, y si bien el día en que nació no hubo ninguna señal en el firmamento, alguna corneja de buen agüero se levantaría por la diestra del camino cuando los padres trajeron a Madrid a este vástago anarquista recién cristianado. Aquí fue botones de hotel, albañil, forjador, tendero de ultramarinos. Vendió zapatillas por las plazas voceando, trabajó en la industria del vidrio soplado y en otros oficios de la España profunda. Ahora Alfonso, desde su taquillón de tabaco, conduce el viejo vagón del café, éste convoy del Gijón, lleno de humo y siluetas de quebrantada gloria. En él viajan chulos, periodistas, fantasmas, poetas, viejos enamorados, jóvenes que sueñan, gente feliz o derrotada, y al final de la travesía de cada tarde Alfonso deja a todo el pasaje en la otra orilla de las tinieblas, y entonces pliega el estanco, hace un arqueo sucinto y vuelve a Vallecas atravesando indemne un jardín de navajas, donde cualquier David de Miguel Ángel podría abrirle una flor en el costado si él no se defendiera sólo con una mirada aún más dura que el acero.He quemado una parte de la memoria en ese tren viendo pasar la existencia por el cristal de la ventanilla. Durante el trayecto he conocido algún pliegue del alma humana, pero ninguno tan soberano como el de Alfonso el cerillero, que fue a la vez mi banquero y guardaespaldas, recio y desvalido. Mientras el mundo a nuestro alrededor se hundía, él ha sonreído, en medio del tiroteo dormitaba con desdén, ante la desdicha nunca tembló. Yo me apeo en la próxima estación. Desde lejos en la mar siempre divisaré su figura impasible sentada en el café Gijón, lleno de niebla, en esa nave que seguirá viaje por la estratosfera de asfalto.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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