Bulgaria expulsa a 340 miembros de la minoría turca hacia Austria

Un total de 340 búlgaros de la minoría étnica turca han sido expulsados a Austria en las últimas dos semanas por el régimen de Sofía. La mayoría de ellos había participado en recientes protestas y huelgas de hambre, en las que reivindicaba su derecho a usar el idioma materno y la libertad religiosa, y pedía el cese de la política de bulgarización forzosa.Los refugiados han llegado a Viena en grupos, después de que las autoridades de seguridad búlgaras les obligaran a dejar el país con un pasaporte extendido en cuatro horas y válido sólo para Austria. La Embajada de Turquía en Austria organizó el primer transporte en avión hacia Ankara, con un total de 135 personas.

[A su vez, el primer ministro turco, Turgut Ozal, acogió ayer positivamente la propuesta búlgara de abrir sus fronteras a los musulmanes búlgaros, informa Reuter].

Los refugiados fueron despojados de su dinero en la frontera, antes de dejar Bulgaria, y obligados a abandonar todas sus pertenencias en el país.

El proceso de asimilación forzosa, que afecta a alrededor de 900.000 miembros de la rninoría etnica turca (un 10% de la población total de Bulgaria), comenzó en diciembre de 1984, cuando fueron obligados a cambiar sus nombres turcos por otros búlgaros. Posteriormente el Gobierno eliminó la instrucción bilingüe, clausuró periódicos en turco y cerró mezquitas en todo el país.

Malos tratos

Ismailoglu Emrullah, secretario general y uno de los fundadores de la Asociación Democrática de Derechos Humanos, creada en enero pasado para defender a la minoría étnica turca, partió de Viena hacia París. El dirigente logró abandonar su ciudad, Cebel, tras haber sido detenido la semana pasada y haber sufrido malos tratos durante los interrogatorios a los que fue sometido para que delatara los nombres de los líderes de esta organización que cuenta con 10.000 miembros.En conversación con EL PAÍS, el activista explicó que desptrés de unas horas de detención fue dejado en libertad por la intervención de unas 3.000 personas que protestaron ante el cuartel por su detención y reclamaron libertad lingüística y religiosa para la minoría tutrca búlgara. Según su relato, la muchedumbre fue "dispersada con perros hacia los bosques. Cuando iba de camino a casa, me esperaba un grupo de ocho militares y un perro". Ismailoglu muestra atroces heridas de mordeduras de perro en las piernas, mientras cuenta que fue agredido durante media hora con barras metálica. Su mano izquierda se halla inmovilizada, por los pisotones de las botas de los uniformados. En su opinión, el veterano líder búlgaro y jefe del partido, Todor Zhivkov, con su "palabrería" a favor de las libertades religiosas de las minorías, perdj:ó "para siempre la credibilidad' . Espera que en la próxima reunión en París para los Derechos Humanos, se mencione la "represión a nuestro pueblo".