El Congreso argentino ratifica el estado de sitio
El número de muertos en Argentina aumentó por lo menos a 11, aunque las cifras no coinciden, al mismo tiempo que los saqueos y disturbios se extendían a varios; municipios de la provincia de Buenos Aires, al borde de la capital. Continuas olas de rumores siembran miedo y desconcierto. Las dos cámaras legislativas del Congreso aprobaron la decisión del Gobierno de decretar el estado de sitio en todo el país durante 30 días, mientras que el candidato vencedor en la elección presidencial del 14 de mayo, el peronista Carlos Menem, se entrevistó ayer de nuevo con el presidente, Raúl Alfonsín.
La chispa saltó de Rosario a Buenos Aires. En varios municipios de los suburbios bonaerenses, los saqueos a lo largo del martes adquirieron en ocasiones tonos de motín. En San Miguel, a unos 40 kilómetros al noroeste de la capital argentina, se vivieron momentos de caos. Las calles aparecían llenas de alimentos, esparcidos por los suelos tras los saqueos.La gendarmería y policía mantenían cuerpo a tierra a los detenidos, con la cabeza contra el suelo, en escenas casi cinematográficas, que tienen reminiscencias de los golpes de Estado. "Están armados y organizados", gritaba ante las cámaras de televisión un comisario de policía, al mismo tiempo que introducían en un vehículo policial a un policía herido de un balazo en la cabeza.
Gases y piedras
Habitantes de las villas miserias (chabolas) de la zona lanzaban piedras contra la policía, que respondía con gases lacrimógenos y pelotas de goma. En ocasiones se intercambiaban disparos. El número de muertos en San Miguel varía según las fuentes: cinco menciona el diario Clarín, dos La Nación, cuatro dice el gobierno de la provincia de Buenos Aires.
Se ordenó una alerta sanitaria para los hospitales de los suburbios de Buenos Aires, en previsión de incidentes sangrientos. El centro de la capital vivió sometido a una auténtica guerra psicológica. Por la mañana estallaron tres bombas en el microcentro de Buenos Aires, en la zona donde se concentran casas de cambios y bancos, las 20 cuadras, a las que muchas veces se acusa de ser culpables de la crisis económica del país. Se trataba de bombas detonantes, que causaron tres heridos leves y no tenían intención de matar, sólo provocar pánico.
Por la tarde llegaban rumores de que columnas marchaban hacia el centro dispuestas a saquear y destruir. Era todo mentira, pero cundió el pánico y los comerciantes cerraron sus puertas.
La crispación es grande y la indignación de los comerciantes saqueados es azuzada y multiplicada por los dirigentes del gremio. De forma descarada, en el programa de televisión de los periodistas Bernardo Neustadt y Mariano Grondona se habló de que muchos comerciantes tienen armas y están dispuestos a utilizarlas y defender a tiros su propiedad.
En el mismo programa, los dos periodistas, notorios portavoces de posiciones reaccionarias, se pronunciaron a favor de "los militares en la calle" ahora, para evitar lo peor después.
De forma imprevista, el programa de Neustadt fue interrumpido por una cadena nacional de radio y televisión para que el ministro del Interior, el radical Juan Carlos Pugliese, se dirigiese al país.
Denunció Pugliese la organización perfecta de los saquedores: "Usan métodos modernos de comunicación; en San Miguel se están usando armas, incluso armas de repetición. Las fuerzas de seguridad están de hecho controlando la situación y actuando con el máximo poder de disuasión. Éstas son las órdenes que tienen. Queremos evitar que se produzcan hechos irreparables que tengamos que lamentar por mucho tiempo". Destacó Pugliese que reinaba la calma en el país y subrayó el acuerdo logrado el martes para una subida del salario mínimo a partir del 1 de junio, que ascenderá a 8.700 australes (6.200 pesetas al cambio actual).
Intervino en el mismo programa de televisión el subcomisario de policía Luis Alberto Re, que perdió las dos piernas en el asalto al regimiento de La Tablada por un grupo ultraizquierdista el pasado 23 de enero. En su intervención, Re advirtió que no debe perderse de vista, en la situacón actual, que también "la policía pasa hambre". Afirmó Re que un policía gana hoy 6.500 australes al mes (4.600 pesetas).
Llamó la atención la entrevista telefónica mantenida con el candidato electo, el peronista Carlos Menem. Desde su provincia de La Rioja, Menem lanzó un fuerte ataque contra los agitadores de la situación, que buscan "no la armonía de clases, no la paz, sino la lucha de clases poniendo en vigencia aquí, en Argentina, principios ya totalmente superados, inclusive superados en países del área del bloque que gira bajo la órbita de la Unión Soviética, la ideología marxista y la praxis marxista, que se han convertido ya en piezas de museo y que algunos pretenden revivir aquí precisamente, donde el pueblo no quiere saber absolutamente nada con ese tipo de principios, con ese tipo de ideologías".
Añadió Menem: "Hay que fijarse nomás lo que está ocurriendo en otros lugares del mundo por culpa de estos individuos, que no merecen ser denominados como seres humanos, que son bestias, que son salvajes, que colocan bombas y que incitan a la violencia de la población. Yo sé que el pueblo no va a responder, que el pueblo va a terminar entendiendo que la violencia lo único que hace es acarrear violencias peores todavía".
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